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Carlos Bustelo: «Hemos vivido de mentiras»

El veterano político, ministro con Suárez, comparte con la Gaceta sus experiencias y su visión de la Transición y de la España actual

Carlos Bustelo conserva a sus 87 años un sentido del humor intacto. Atiende al periodista con una cortesía y amabilidad desusadas y repasa la actualidad, los asuntos de España, con una retranca de gallego de Madrid y de quien está de vuelta de todo: jovencísimo técnico comercial del Estado por oposición, una dilatada e importante experiencia en organismos internacionales, ministro de Industria y Energía en democracia, presidente del INI, miembro de diversos consejos de administración y hasta directivo del Real Madrid de Mendoza; y con todo, aun tuvo el coraje, pues no es cosa habitual, de tomar partido públicamente por VOX como patrono de la Fundación Disenso y candidato al senado. Los que buscan «almas liberales» aquí tienen una. «Quiero vivir hasta ver a Pedro Sánchez en la cárcel», dijo hace poco. Bustelo estuvo en el gobierno de Suárez, pero, desde luego, no participa del consenso que atenaza a España.

No padece usted el famoso complejo de la derecha

Es que la derecha española esta que viene de la UCD, donde yo estuve, compra cualquier cretinez que se le ocurra a la izquierda. «Han muerto 100.000 madrileños por la contaminación», les dicen. Y no se levantan y se van de la reunión.  Al contrario: no, nosotros vamos a impedir que los madrileños puedan entrar con su coche en su ciudad. Yo con mis coches no puedo entrar. Pero si en la ITV me dicen que mis coches no contaminan nada… Pero este alcalde… He conocido a muchos abogados del Estado muy tontos. Aprenderse el Código Civil artículo por artículo exige tal esfuerzo que yo creo que se quedan tocaos.

Como presidente que fue del Instituto Nacional de Industria y exministro, ¿cree que se permitió la desindustrialización de España, que haría falta una nueva política de industrialización?

Son bobadas. Hay tendencia a creer que el gobierno lo hace todo. Es verdad que España se convirtió en uno de los grandes centros de producción de automóviles, algo importante por la industria auxiliar. Pero qué manía con esto… Me recuerda a los soviéticos de los años 30: «Hay que industrializar, industrializar». Pero si tenemos 82 millones de turistas anuales extranjeros. Es muchísimo más rentable, es muchísimo mejor, contaminan mucho menos. Hoy en día las economías más avanzadas suelen ser un 60% servicios, incluso más. No sé por qué le ha dado a la gente ahora con esto. Me están recordando a Franco en los años 50.

No cree entonces que sea necesario un impulso estatal

No, nada, mentira absoluta. Los impulsos estatales no son la respuesta, como va a demostrar el automóvil eléctrico, que va a ser uno de los mayores fracasos y escándalos industriales de la historia de la humanidad.

¿Le ve futuro a eso?

Se mantendrá mientras los gobiernos, que han ido creciendo lamentablemente desde la segunda guerra mundial, quieran.

Ha escrito muy críticamente sobre los sindicatos, para usted la gran reforma pendiente

Han sido mi obsesión. UGT y CC.OO han sido el gran desastre de la Transición. Pero los tontos estos de la UCD… Tenían tal complejo, qué cosa tan asombrosa… Tenían que haber empezado completamente al revés. Eran unos tipos magníficos, pero tenían un complejo tan grande… Alfonso Guerra les tenía completamente atemorizados porque tenía fotos de ellos con la chaquetilla blanca y la camisa azul. No es una boutade. Lo he hablado con ellos. Los ministros casi nunca hablan con el presidente del gobierno, pero como yo viajaba con Suárez he hablado con él en los aviones. Por ejemplo yendo a Cuba, un viaje completamente ridículo en el que Suárez estaba feliz de que el gran líder del rojerío mundial le recibiera y en vez de haber dicho: «Sí, señor, el franquismo es una dictadura, y como tal criticable, y Franco se aferró al poder, pero está claro que fue una dictadura infinitamente mejor que la que hubiéramos tenido si hubieran ganado los otros…». Y la prueba es que los rumanos han acabado vendiendo clínex aquí en los semáforos de Madrid y los españoles no hemos acabado vendiendo clínex en los de Bucarest. Y además tenía razón Sholzhenitsyn cuando vino aquí, ustedes no saben lo que es una dictadura de verdad. Tienen ustedes pasaporte, pueden viajar al extranjero cuando quieran, pueden viajar por el interior de España cuando quieran… En la URSS no puede usted moverse de barrio en Moscú sin varias autorizaciones. Aquí se cabrearon todos. El rojerío con Juan Benet, que era amigo de mi hermano mayor, ingeniero de caminos, que cuando yo estaba en Ferrovial me lo encontré trabajando en Teherán, y lo pasamos muy bien. Luego pidió perdón. Pero es mucho peor lo de los tontos de los democristianos de UCD que estaban en Cuadernos para el Diálogo, el grupo Tácito…

El buscado consenso entre socialdemócratas y democristianos

Yo creo que los democristianos tienen mucha culpa de que España, al morir Franco, no eligiera la salida hacia una democracia liberal no tan impregnada de socialismo y de marxismo. Yo creo que a los democristianos los machacó el Concilio Vaticano II. Yo creo que es ahí cuando la fastidiaron.

A estos tíos, que los he tratado, a Óscar Alzaga, Herrero de Miñón, etc., ellos lo que querían era ser muy antifranquistas, ya en la democracia. Creían por ejemplo que el separatismo era una fuerza antifranquista, y como el PNV y CiU eran de la Internacional Democristiana, pues entonces había que entenderse con ellos.

Lo de «Estado español» lo empiezan a usar ellos

Sí, porque estaban convencidos de que lo importante era dar una imagen completamente antifranquista, y como eran chicos listejos que habían ganado oposiciones, como me pasó a mí, que las gané aunque con algún informe negativo de cuando la universidad, que me denunciaba por rojeras porque a los 18 años era, como casi todo el mundo, un gilipollas.

¿Fue ese el error económico de la Transición?

Ha sido una pena. Porque este país ha tenido unas posibilidades inmensas. Porque además, en lo único bueno que hicimos en el Ministerio y en el Banco de España, cuando liberamos la economía española, se demostró que en España había una capacidad de competencia, y salieron empresarios, salieron empresas fuera de España. Las cifras de exportación fueron espectaculares. En cuanto se liberalizó el comercio español, España demostró una capacidad de competencia tremenda.

Y no digo ya lo del turismo… Yo he vivido tres años en París y lo que era tener niños pequeños en París… París es un camelo que se han inventado los franceses. Siempre el dictado del colegio era «Paris, la ville lumière». París la ciudad de la luz. ¡Mentira! Yo he estado tres años ahí y ha llovido todos los días del año. Con los niños pequeños no se podía salir de casa. ¡Que ha dejado de llover, viste a los niños! Bajábamos las escaleras y al salir ya estaba lloviendo otra vez.

Tenemos una ventaja enorme con el clima. Enorme.

¿Y qué tributo paga esa generación en la constitución? ¿La idea de conflicto social?

En la UCD hay permanentemente un complejo: que no se crean que nosotros estábamos bien con la dictadura. CC.OO empezó con Franco, y UGT también. Entonces tenían esa obsesión.. Debían de haber leído un manual en algún sitio diciendo que los sindicatos eran grandes protectores de la clase obrera y del proletariado y entonces es increíble lo que se le dio a UGT y lo que se le ha seguido dando.

Patrimonio o poder

Yo creo que a UGT se le dieron como 400 inmuebles, y creo que sus gastos y mantenimientos siguen con cargo a nuestros impuestos, y a CC.OO unos 200. Además se creó una legislación, con la famosa ley orgánica de González del verano del 85 (Ley Orgánica de Libertad Sindical), que es asombrosa. Recibían miles de millones de pesetas en aquella época y no tienen ninguna obligación de publicar ninguna cuenta. Es una institución única en Europa.

¿Y no se fiscaliza?

No, de eso nada. Ni tienen obligación de publicar. Alguna vez algún periodista ingenuo dice «no sabemos cuánto gana Cándido Méndez». No sabemos nada. Lo que se gastan en nada. Ni en gambas ni en nada. Porque se decía que una institución sindical tenía que estar muy protegida por la reserva. Y luego tenían la figura asombrosa del liberado sindical. Es un caso asombroso. Es un tío que una vez que es liberado sindical el empresario no puede decirle nada, gana su sueldo, y tiene derecho a que cuando sus iguales en la empresa ascienden, él tenga que ascender como el que más.

Luego ha habido gente como Ruiz Gallardón, que era muy popular, que competía, los organismos autónomos y comunidades autónomas competían por quien quedaba mejor con UGT y CCOO. ¿Por qué las empresas españolas no crecen? porque a partir de los 50 empleados tienen que tener comité de empresa donde tiene  representación (que además no les vota nadie ya), CCOO, UGT, tienen liberados sindicales, le hacen la puñeta y el empresario dice: yo vuelvo a tener 40 empleados. ¿Por qué el único sector donde han crecido monstruos empresariales es en la construcción? Han crecido porque UGT y CC.OO ahí no pueden hacer nada. Porque los constructores dicen: somos un conjunto de obras por todo el mundo. No hay una fábrica donde el tío de CC.OO te puede hacer la puñeta. Hay 10 empresas constructoras españolas que han triunfado. Hay que ver lo que han hecho: carreteras, puentes, puertos… Y eso ha sido porque UGT y CC.OO no lo han podido impedir.

Usted formó parte de los equipos que liberalizaron la economía española

En la década de los 60, con el Plan de Estabilización, que en realidad era de Liberalización, pero que se llamó así para que los generales no lo fastidiaran. Yo tuve la suerte de entrar muy deprisa en el ministerio. El comercial del Estado más joven. Y me recibieron ahí Enrique Fuentes, Ángel rojo, Manolo Varela, entonces estos tíos lo tenían clarísimo y como resultado de la autarquía casi impuesta por las condiciones políticas liberalizaron; empezaron en el 59, yo entré en el 61 con Ullastres de ministro de Comercio. Al principio se apretó. Era una economía tan absurda… Una de las primeras cosas que hicimos fue hacer un arancel de aduana adaptado a la nomenclatura de Bruselas porque no teníamos ni arancel ni nada, estaba todo revuelto. Se modernizó el país a una velocidad tremebunda.

Fue tan rápida la expansión española que la mayoría de la emigración volvió. Es que España crecía a una velocidad que se transformó, del 1960 al 1965. Un país creciendo al 7’5 anual acumulativo es que multiplica por tres el nivel de renta, las ciudades crecían, el campo se vaciaba… Que ahora quieren que la gente vuelva al campo a vivir ahí, en la cochambre. La España vaciada, tenemos que volverla a llenar… Esto está lleno de idiotas.

También fue pionero en los organismos internacionales

Yo fui a la OCDE, me entrevistó el gran Cornelius Castoriadis, que fue mi jefe allí. Estaba gordo, le encantaba comer y el vino español. Yo iba acojonado. Director del Departamento de Informes Nacionales de la OCDE. Su segundo, que también era griego, era mi jefe.

Castoriadis se parecía a  Kojak completamente. Era muy inteligente. Los informes de la OCDE eran muy liberalizadores. Descubrimos, o descubrieron los Fuentes, Rojo, Manolo Varela y los del Banco de España que a Franco y a sus almirantes les influían mucho los organismos internacionales y los informes que hacían en inglés. Entonces a mí, que estaba en el ministerio de Comercio, me dijeron un día: oye, que está Castoriadis en el Wellington; si queréis que un español esté ahí para tener mejor información sobre España, hemos pensado que eres el tipo pintiparado. Entonces me fui a verle y la verdad es que me divertí bastante. Entonces estuve tres años con el papel curiosísimo de pedir que los informes fueran más duros y empujaran más la liberalización. Y en el FMI fue lo mismo. Yo fui el primer español en el Consejo directivo, aunque estaba de suplente de un italiano. Como el italiano era un poco vago y siempre estaba peleando con tres esposas que tenía entonces me adoptaron.

Hasta entonces, en España, en cuanto a organismos internacionales, se le daba más importancia al Banco Mundial que al FMI. Ahí teníamos a un alto diplomático, pero a nadie en el FMI. Pero Manolo Varela, catedrático de Economía Internacional, el que de verdad mandaba en el ministerio de comercio, se hizo muy amigo de Guido Carli, el que mandaba en la economía italiana en esa época. Ellos hicieron un acuerdo. Carli les dijo que lo más importante era tener a alguien en el FMI.

Yo llegué a Washington a tomar posesión. Íbamos con el apoyo italiano, pero crecimos tanto que nos aproximamos a Italia, y luego la administración española demostró que era mucho mejor que la italiana. Ese sistema de oposiciones del franquismo…

¿Y qué piensa de esos organismos?

Yo soy partidario de suprimir todos los organismos internacionales empezando por la ONU.

Pero usted estuvo en estos sitios

Tuve suerte. Porque la OCDE era como un servicio de estudios. Siempre en la línea de liberalizar. Pero fíjate cómo eran en el Banco Mundial, por ejemplo, solo un detalle. Cuando acabamos, nos pagaban un apartamento bastante agradable y nos llevaron al sur de Italia para que viéramos, como futuros líderes de la política internacional, lo que era la política regional de desarrollo. Pero el sur de Italia es un escándalo desastroso donde han invertido miles de millones de los que se ha acabado beneficiando la mafia. Vimos una siderurgia que se tuvo que cerrar. Nos llevaron a Sicilia. Un desastre. Los manuales serios ponen el caso del sur de Italia como ejemplo de lo que no hay que hacer, que es poner el dinero público en regiones así, pero claro, lo que querían era ir al maravilloso sur de Italia.

Lo único bueno que tenía el Banco Mundial era un Instituto de Desarrollo Económico y nos organizaban un curso entero y ahí nos dieron clase. Todo un poquito progre, pero llevaban a todos los economistas buenos americanos. Ahí aprendí bastante.

Y luego Naciones Unidas. Cuando el FMI escribía su gran informe anual sobre el mundo lo presentábamos primero en Nueva York, las Naciones Unidas, y eso era un cachondeo… Luego he ido a alguna asamblea de ONU, acompañando a algún ministro, y solo servía para que Gadafi y Castro echaran discursos que nadie escuchaba, solo lo suyos y su televisión nacional. Qué sinvergüenzas. Si lo controla un consejo de seguridad con 5 tíos que tienen veto… ¡Francia, que ya no pinta nada, tiene derecho de veto!

Francia no pintará pero lo intenta

Es que han sido muy importantes. Los más ricos y poblados de Europa a principio del siglo XX. Lo que pasa es que gracias a su izquierda son una sociedad tan sindicalizada que no hay manera de parar el gasto público. Tienen déficit público desde hace 40 años.

Charles de Gaulle tuvo una genialidad, que fue comprar a la CGT (Confederación General del Trabajo) para que no se opusiese a la energía nuclear. Les daría un porcentaje de ingresos. Es una prueba más de la gran mentira, un poco como ahora con la patraña climática. A cambio de ese dinero que De Gaulle firmó y la CGT aceptó, la izquierda francesa no han sido nunca antinucleares. Y en España cuando yo como ministro autoricé la central de Valdecaballeros salió una tía diciendo que el Guadiana bajaba contaminado y en Extremadura dejaron de comer tomates. Porque decían que los tomates afectan a  la cosa de la erección sexual.

En Francia por lo menos la CGT cumplió su compromiso. La izquierda española se dejaba matar en manifestaciones por la energía nuclear. Pero cómo es posible…

He sido el único ministro democrático en España que ha autorizado centrales nucleares.

¿Por qué acaba eso?

Felipe. La moratoria nuclear de Felipe. La izquierda en España organizaba una manifestaciones, una violencia cada vez que autorizaba una central nuclear… Conseguí aprobar un plan energético donde la energía nuclear iba a acabar suponiendo un 30% de consumo de energía. Rosón, ministro de Interior, cada vez que autorizaba una central me mandaba más guardias, más grises a mi casa. Pero cómo es posible… Luego Felipe dijo «es una de mis equivocaciones». Les convencen de cualquier cosa.

¿Desde fuera?

Yo creo que no.

¿Pero cómo nos tiramos un tiro en el pie así?

Pues como lo hace Italia ahora o Alemania que cierra unas centrales nucleares fenomenales de Siemens. No, yo no creo en esto, en estas cosas que se dicen, en que Europa tienen interés en que España no se desarrolle. Yo nunca he tenido esa sensación. Los países se fastidian cuando tienen malos gobiernos y porque son una panda de cretinos. Esto de que Soros ha dedicado 3 millones a no sé qué… Irene Montero tenía 500 millones anuales, 2000 millones anuales en cuatro años, pero cómo va a tener más influencia uno como Soros, que yo comí con él y me pareció gilipollas… Yo no creo en eso del globalismo. Ni he estado en reuniones parecidas a las de Davos. Si lo que quieren es salir en la foto… Bastante tienen con poder sacar adelante a una empresa grande con la cuenta de resultados afectada.

¿Y cómo ve Estados Unidos?

EE.UU está mal porque manda gente parecida a Podemos. Se han vuelto locas todas las universidades. Todas estas idioteces de los trans, los LGTBI, la banda del arco iris, todo viene de California y de Nueva York, aunque afortunadamente, yo lo sigo, está tratando de haber una reacción. Hay que quitarse de encima a Trump. Yo fui partidario de Trump, pero creo que hay que echarle a pesar de que sea muy popular. Es un demagogo tremendo. A los burros americanos les gusta. Pero yo confío en que si el Partido Republicano presenta otro candidato, habrá una reacción importante.

¿Ve en el PP la continuación ya sin valores de aquellos democristianos de los que hablaba?

Sí, aunque antes al menos era gente que abandonaba una carrera profesional brillante. Qué obsesión los del PP con «a mí no me gusta Vox». Yo soy bastante pesimista sobre este país.

Por cierto, uno de los libros que más me ha impresionado es 1917. El Estado catalán y el Soviet español (Espasa), donde Roberto Villa demuestra que la España de la restauración era bastante comparable a cualquier país europeo, y que de la famosa huelga de 1917 con UGT, CNT, y los catalanes es de donde arrancan los 60 años siguientes, hasta el 74. Nos han contado unas mentiras… Hemos vivido de mentiras. Mis padres no hablaban de la Guerra Civil.

Usted nació en el 36

Mi padre era ingeniero de caminos obsesionado con producir sulfato amónico para la agricultura española. El primero que leyó aquí la Teoria General de Keynes. Una pandilla notable, Entrecanales, mi padre con Industrias y Energías Aragonesas…

Con la guerra lo debieron pasar tan mal que no querían hablar de eso. Estaban tan horrorizados de lo que habían vivido que no quisieron enterarse, ni por supuesto contárnoslo. Un horror que enloqueció a mi abuelo paterno. No sé qué vio. Se sentía responsable cuando empezaron a matarse unos a otros. Intentó pararlo y no lo consiguió. Vino vivir a Madrid.

¿Y el futuro en España?

Hay un problema nacional pero no se consigue transmitir en los periódicos, en los medios. Tenemos gente rara. Gente que odia al país.

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