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Iñaki Arteta: «Que el terrorismo se despache con dos líneas en los libros de texto es perverso»

El director vasco conversa con LA GACETA sobre su gran proyecto, el Archivo Audiovisual de las Víctimas del Terrorismo de España

De entre las muchas frases que destacaría de esta conversación con Iñaki Arteta (Bilbao, 1959), decido comenzar con la que mejor resume el sentimiento de las víctimas de la violencia terrorista: “Sólo nosotros, que lo hemos vivido, podemos poner palabras y emociones a nuestra historia y transmitirla”. Toda la razón. Ellos han sido también claves en la lucha contra ETA. Pero todavía queda mucho trabajo por hacer.

El fotógrafo, cineasta y productor, hace un alto en las grabaciones que lleva a cabo con familiares de víctimas del terrorismo. Estos documentos formarán parte del gran Archivo Audiovisual de las Víctimas del Terrorismo en España, que servirá para preservar y divulgar su memoria como reconocimiento a su dignidad. Asimismo, acaba de presentar la web (archivoau.org) que recogerá estas voces como documento indiscutible sobre la memoria reciente de nuestro país, un deseo y un afán por el que lleva tiempo luchando y ya ve cumplido.

Arteta se está convirtiendo en uno de los símbolos y altavoz de la lucha contra el terrorismo y el chantaje de los totalitarismos, prácticas que desgraciadamente parecen no desaparecer del todo  cuando algunos de nuestros políticos ni disimulan cediendo al chantaje para sacar alguna ventaja electoral  y, por otra parte, la sombra de los verdugos sigue aquí, ocupando cargos en las instituciones. Su objetivo prioritario es la defensa de las víctimas, que jamás caigan en el olvido,  propósito que ha ido plasmando en películas como Sin libertad, Trece entre mil, Bajo el silencio y el libro Historia de un vasco.

Llega Arteta enérgico y muy educado a esta conversación con IDEAS en la que reflexiona sobre sí mismo, la pasión que supone su trabajo y su idea de España. Lucha para que nadie pueda decir que los años de terrorismo no ocurrieron. Ojalá en unos años, con el objetivo totalmente cumplido, pueda decir como Catulo, “hoy en recóndita paz envejece”.

Tomemos conciencia de nuestra historia. Si usted se pregunta, ¿qué puedo hacer yo para que algunos de estos sentimientos de crisis se atenúen y, al menos, me despoje de esta inquietud permanente? aquí tiene una buena opción: www.archivoau.org.

Porque la memoria se construye no con monumentos a los muertos, sino con la comprensión de sus vidas.

¿Cómo está? ¿En qué momento vital le encuentro? 

Estamos bien. Yo soy un tío animado, en el sentido de que procuro hacer cosas positivas y no me va el estar parado, tengo siempre varios proyectos a la vez. Respecto al Archivo Audiovisual sobre Víctimas del Terrorismo, ya te anticipo que no ha habido nunca tiempos buenos. Cuando empezamos allá en 2001 con la primera película, Sin libertad, ya me decían, “¿por qué no lo dejas para otro momento?”. En fin, me di cuenta hace tiempo de que para desarrollar cosas complicadas nunca es buen momento. Así que las haces o no las haces. Todo está en la voluntad de hacer. Y en creer que aquello que te has propuesto es algo muy conveniente y necesario. Y, sobre todo, porque sé que será para el futuro de nuestros hijos, de nuestros nietos, para que cuenten con la verdad. Eso me anima mucho. Saber que hay cosas que tienen sentido, más allá de lo que pase.

¿Cómo ve España? Disparatada, agónica, en su punto, hecha un dolor…

Disparatada es un buen adjetivo. Estamos asistiendo a muchas cosas salidas de madre, a una provocación constante para llevarnos a la crispación. Y no es una crispación espontánea, es un enfrentamiento que nos llega desde un par de gobiernos antes del actual. En 2018 ya se lanzaban mensajes sibilinos, agresivos, para que la sociedad se polarizara. Y era una crispación estudiada, forzada desde la izquierda y la ultraizquierda, para dividirnos y hacerse con la hegemonía cultural. Se han encargado de señalar al que ellos consideran disidente, demonizar todo lo que no sea izquierda, como si no fuera honorable votar a la derecha, y todo en ese espacio que Sánchez define como fachosfera, a sabiendas de que ahí estamos media España o más. Todo ello crea apatía, degeneración…

Y sin límites. Vemos que no dudan en saltarse más líneas…

Claro. Y, lo peor, reitero, es que están logrando adormecer a gran parte de la sociedad. Con tanto desvarío llega un momento en que uno no sabe ni lo que ha pasado ayer… Nos la cuelan por todas las esquinas. Una desafección hacia la política y los políticos provocada por tanta  acumulación de informaciones, que es lo mismo que “desinformación”. Esto genera y crea aturdimiento en una sociedad que, cada vez más, prefiere alejarse. Y este alejamiento cae en beneficio, precisamente, de los promotores de esta cosa. Son estrategias totalitarias de libro.

“Adoro mi tierra, adoro mi mar, adoro el aire que antes fue humo. Aquí he vivido siempre y aquí acabaré de vivir. Por eso me empeño tanto en señalar el mal que lleva tantos años incrustado en este rincón de España”, le leía hace poco. ¿Por qué considera este Archivo Audiovisual  su gran proyecto?

Porque de alguna manera es inabarcable. La grabación de los testimonios para mi primera película supuso uno de los primeros momentos que me hicieron darme cuenta de que había muchas, pero muchas historias, que necesitaban ser contadas. Entendimos lo trascendente de cada historia individual porque  estas tragedias han ocurrido a personas, únicas e irrepetibles, no a una estadística más ni a algo invisible.

Y se encuentra inmerso en una nueva batalla que dará un nuevo empujón al proyecto

Sí, así es. Al conocer de cerca la Shoah Foundation, de Steven Spielberg, decidimos reemprenderlo. Nuestro propósito es tener el máximo posible de testimonios de víctimas del terrorismo de España. Hasta la fecha tenemos grabados 400 testimonios, casi mil familias, diez mil heridos, pero también hablamos de víctimas del atentado del 11 de marzo y otros atentados de corte islamista, así como de los grupos terroristas GRAPO, FRAP… Es un universo enorme, desgraciadamente. Sé que no tengo medios suficientes para darle más estructura, que estoy solo, de ahí lo del “proyecto de mi vida”. Cuantitativamente es un reto enorme y el tiempo que lleva realizarlo igualmente, muy grande. Podríamos definirlo como una especie de Biblia, ya que será un recopilatorio de testimonios en un solo espacio además de acoger información, localizaciones, qué pasó después con aquellos que quedaron, derivas familiares… A pinceladas, es un mapa de lo que ha sido España, estos últimos años, verdaderamente importante.

España, lo vemos a diario, se va construyendo paso a paso. Su labor está siendo ardua ya que navega sin ayudas. Construye a través de la respuesta de la gente. Estas condiciones de trabajo limitan, pero también fortalecen, sabe que cuenta con el respaldo de muchas personas que aportan su granito de arena.

Sí, hemos recaudado hasta la fecha como unos 40.000 euros y vamos a seguir estirando el dinero hasta donde se pueda. Seguiremos construyendo la web —archivoau.org— a la que ya se puede acceder y en la que mostramos el trabajo que estamos haciendo, lo que hemos hecho hasta ahora así como la manera de involucrarse en el proyecto. Me anima mucho ver la reacción de la gente cuando ve el trabajo que estamos haciendo. Reside en la esencia de los buenos españoles estar con las víctimas. 

Si estrenar una película ya es difícil, hablar de un documental es como intentar subir a Primera desde Tercera División. La exhibición es muy compleja. Qué pocas películas y documentos históricos, con una historia tan grande y compleja como la nuestra, se hacen en España. ¿Somos los españoles incapaces de enfrentarnos de una forma natural con nuestra historia?

La verdad es que no tengo la respuesta. Me resulta también un poco difícil entenderlo porque es cierto que existen innumerables  historias y no se hace nada para contarlas. Es un gran espacio vacío. Parece mentira… Se podría hablar de las víctimas, de la época, de cómo la sociedad se sintió tan acosada mientras vivían los años marcados por la violencia terrorista. Recuerdo que se decía, “bueno, esta gente —productores, directores— tiene miedo…”. Antes era miedo y ahora no les importa… Vemos cientos de películas sobre el nazismo o Vietnam desde puntos y miradas diferentes, incluso en algunos casos sigues descubriendo cosas que te sorprenden. Y todo gracias a la forma de contar. Imagínate cómo sería en España, que ni siquiera hemos empezado a retratar la verdad. Mira, tengo, desde hace años, un proyecto de ficción, con guion acabado y supervisado por un escritor, y simplemente no me contestan.

Qué significará este archivo en un futuro

Será un gran monumento a la memoria de las víctimas. Escuchar su voz, ver sus rostros, a sus familias… Por otra parte, adquiere un valor educativo e histórico incuestionable. Lo que me motiva es que contenga toda la totalidad de testimonios. Es nuestra responsabilidad preservar la voz de cada superviviente que nos da su historia. Asegurarles que están aquí y seguirán estando dentro de 100 años. Y accesible para todos: particulares, centros educativos, historiadores, periodistas…

Confiesa que después del gran número de entrevistas que lleva grabadas se sigue emocionando 

Mira, hace unos minutos acabo de estar con unos familiares y salgo emocionado, muchísimo. Claro que te toca. Y no puedes llorar delante de la persona, ya ves que estoy sentado frente a ellos, pero es verdad que, además de la tragedia vivida, hay personas que tienen una forma de contar muy especial. Si ya es grave lo que están contando, la forma de hablarlo te estremece. Cuántos particulares con problemas para seguir sobreviviendo tras los atentados, algunos no rehacen su vida; algunas ayudas tardan, mucho; familias que sufren, en ocasiones, derivas muy dramáticas, con hermanos o padres que enferman, mueren jóvenes o algunos entran en fases destructivas. Es una carga emocional impresionante.

Y qué no le da miedo

Nunca he tenido miedo. Si lucho contra algo es contra el tiempo y la imposibilidad de no poder sacar los proyectos adelante. No sé si llamarlo miedo, pero desde luego sí es una presión enorme. Me quita el sueño no poder hacer más cosas por falta de medios. Me encantaría tener un equipo de personas que multiplicara por cinco lo que hacemos. Lo crítico para mí es no poder hacer más de lo que creo que se debería hacer y que sería muy valioso. Y, te topas con muchas trabas. Luchas a menudo contra la incomprensión. Es verdad que el sentimiento hacia las víctimas es de afecto mayoritariamente, pero en la práctica eso se diluye, se hace casi invisible. Te dicen algo así como que ya no tiene sentido llevarlo a cabo, que ya pasó, que ya les llegan sus ayudas… 

Eso he visto con algún testimonio. Se te cae el alma a los pies al escuchar a familiares confesar que nadie se acercó a preguntarles, a interesarse por ellos. ¿Cómo se explica este olvido hacia las víctimas?

Ten en cuenta que en su momento fue más que olvido. Fue condenarlos al ostracismo, condenarlos al abandono. Y ahora es el olvido, la dejadez. De vez en cuando algún monumento de homenaje, las ayudas, pero son cosas efímeras, solidaridad puntual. Más allá de esto es necesaria la construcción de la memoria, construir un relato del terrorismo que cuente qué ocurrió de verdad. Es una tragedia amplia y larga en el tiempo. Es mucho tiempo haciendo daño esta gente…

Compasión es la capacidad de ponerse en el lugar del otro y entender su sufrimiento. ¿Podríamos decir que virtudes como la piedad, la compasión, están amenazadas? Piedad, que en la concepción humanista griega era uno de los pilares sólidos de la democracia

Lo que existe hoy es un importante sesgo ideológico, y eso afecta a cómo se ve el dolor de los demás. Impera el qué le ha pasado a quién. En el País Vasco hemos sido maestros en eso. En los años del terrorismo, cuando mataban a alguien, para muchos había que saber antes de qué bando era, por decirlo de algún modo. Si la víctima era relativa a ETA la gente se volvía loca, salía a la calle y hacía huelgas. Si era un guardia civil no pasaba prácticamente nada, no se alteraba el pulso de la sociedad. Todo esto tiene que ver, precisamente, con la ideología. La ideología relativiza esa piedad. Aún hoy, esta sobreideologización de la sociedad hace que todo se relativice. La auténtica solidaridad y compasión están bajo mínimos; sobre todo desde la izquierda y la ultraizquierda, que son los que lideran la batalla cultural.

De los prejuicios sociales y usos y desusos tan arraigados en nuestra sociedad, ¿cuáles considera más peligrosos?

Sobre todo, lo que han conseguido es la apatía de la sociedad. No contestar a los desmanes de este Gobierno. Sabemos que ningún gobierno va a hacer todo bien, pero es que éste tiene una lista interminable de tropelías; para empezar, contraviniendo la Constitución… Una sucesión de hechos que no son suficientemente contestados ni siquiera por la oposición.

La memoria distorsionada por Bildu y avalada por el sanchismo. Han ido, como dice usted, mordisqueando nuestra moral hasta hacerla cada vez más pequeñita, tanto que los jóvenes no conocen casi nada. Pero, creo que esto está cambiando

Sí, vamos a más centros educativos, colegios, universidades. Y ahí te das cuenta de que el problema es que nadie les había contado, nadie les había explicado qué fue lo que ocurrió. Y su reacción es totalmente receptiva. Los chavales son muy receptivos. Repito, si no saben es porque no se les ha contado. He visto a chicos de veinte años llorando tras la proyección de alguna de mis películas, y te dicen “madre mía, no sabíamos…”. La vocación de este Archivo Audiovisual nace especialmente hacia la juventud presente y futura, con el fin de que los efectos del terrorismo sean entendidos en toda su dimensión humana e histórica. Luego hablas con ellos y notas cómo reavivas en ellos una preocupación, una sensibilidad, que te lleva a pensar que no estamos equivocados, que no son insensibles, sólo hay que exponerles las cosas. Esa dejadez, que hablábamos antes, tiene que ver mucho con la educación también. Que algo tan grave como el terrorismo se despache en los libros de texto en dos líneas es perverso.

Tras las Elecciones vascas nos preguntamos en qué va a quedar eso que llaman la memoria del terror. Decía usted hace poco, “la justicia nos sacará de esta”, pero la gente se siente aún sola, no lo ven tan claro, se preguntan a qué precio 

Sí, creo en la justicia totalmente. Se pueden saltar algunos temas, no te niego que eso crea incertidumbre, pero todo este terrible entramado no puede salirles bien. En la justicia deben estar  las personas más rectas, con los valores más claros y más democráticos. Habrá de todo, claro, pero se puede confiar en la inmensa mayoría de los jueces igual que en la policía. Todo no se puede tapar. Si no crees en nada ya te da igual todo, y así no se puede vivir. Creo que hay que tener esperanza y creer en que hay gente buena y gente profesional, gente que tiene principios y apoyarles. Son parte fundamental de nuestro funcionamiento como país.

En la acción reside la esperanza, dice

En efecto. Yo no habría hecho ninguna de mis películas si me hubiera quedado esperando a que me dieran todas las facilidades y todo el dinero que se necesita. Y no habría podido tampoco si, con el dinero suficiente, no hubiera tenido el valor para hacerlas. Muchos en mi lugar habrían salido corriendo y habrían optado por hacer una película de amor o sobre los bosques de mi tierra. Hay que tener mucha voluntad para levantar los proyectos y tener muy claros los contenidos y los objetivos. Pese a quien pese. Requiere mucha responsabilidad. La cosa es hacer, hacer.

Lo que alarma es que el terrorismo acabe no porque ha sido derrotado, sino porque ha conseguido sus objetivos de hegemonía impuesta y tengamos que quedarnos con eso para los restos. Qué sociedad es esta que tiene a Bildu en las instituciones públicas y a muchos no les parece mal que siga la violencia en nombre de unas ideas…

Ya no sólo es que estén en la política como un partido más, es que contaminan donde están. Donde participan ellos, evidentemente, reside la sombra de su pasado. Donde están ellos existe aún una cercanía con los terroristas. Lo vemos con los que están en la cárcel, con los homenajes hacia lo que sigue siendo su mundo. Y, lamentablemente, puede que sea irreversible. El paso aquel de legalizarles fue definitivo. Entraron de aquella manera, por la puerta de atrás, pasándose por el forro la sentencia del Supremo que no permitía la legalización, y ahí se han quedado. Tirarse de los pelos ahora porque acompañan a los etarras a la Audiencia Nacional o participan en homenajes llega tarde. Algo ha fallado, ¿no?

¿Cuál sería la pauta moral imprescindible? ¿Ve signos de esperanza?

Sí, hay esperanza, sí. Hay que tener esperanza siempre. Desde mi punto de vista, todos podemos hacer algo para cambiar las cosas, al menos debemos tener esa sensación de que podemos hacer algo, y si no podemos nosotros encargarle a alguien que lo haga, en este caso a los políticos. El relevo generacional, desde luego, es importante. España no es igual que hace cincuenta o sesenta años, y nadie por aquellos tiempos se imaginaba que cambiaría. De estos chavales de hoy, de muchos jóvenes, saldrá la fuerza y el empuje suficiente para que las cosas sean de otra manera. Las civilizaciones avanzan a través de las nuevas generaciones. Por eso es importante dejarles toda la información posible, todo lo que tenga sentido común, valores, sentido histórico, todo será bueno como testimonio para los que vengan tras nosotros. Yo soy una persona esperanzada. Ahora no puedo ser optimista, pero esperanzado sí.

(Fotografía de Adela Arteta)

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