Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Las profecías de Houellebecq en ‘Sumisión’

En su novela anticipó la realidad francesa y europea

El escritor Michel Houellebecq, seudónimo de Michel Thomas, es uno de los más vendidos y traducidos no sólo en Francia, sino en el mundo. Su acierto consiste en describir el fracaso de la Modernidad. Los protagonistas de sus novelas, sobre todo los varones, se deslizan cansados, solitarios y amargados; las mujeres, triunfadoras en los estudios y la vida laboral, tal como lo afirman las revistas femeninas, se encuentran igual de amargadas y deprimidas, aunque los hombres reconocen que no las entienden. Condena el feminismo, convertido en ideología de Occidente, y reivindica el patriarcado, la maternidad y hasta los matrimonios pactados. Houellebecq, hijo de padres comunistas que se divorciaron y le abandonaron con otros familiares, crecido en la Francia del 68, añora a Dios y le reclama a gritos que le preste atención. Por eso, sus libros levantan torres de elogios y de insultos. Sin duda, de no ser tan popular, sobre él habría caído la censura del Sistema, como sobre Oriana Fallaci y J. K. Rowling.

En 2015, Houellebecq publicó Sumisión, cuyo argumento está a punto de hacerse realidad casi diez años después. En la novela, en las elecciones presidenciales de 2022 pasan a la segunda vuelta Marine Le Pen y el candidato de un partido islamista. Para evitar la victoria del maldito Frente Nacional, los demás partidos y todos los parásitos del régimen, como la prensa, los progres, los sindicalistas y los profesores universitarios, se unen en torno al candidato de la Hermandad Musulmana. La V República se convierte, por voluntad de sus oligarquías, en un país confesional musulmán, del que las mujeres se retiran del mundo laboral para tener hijos y cuidar de sus familias. Un final al que el protagonista, François, un profesor universitario especializado en el escritor católico León Bloy, no le desagrada.

La reacción de los biempensantes entonces fue la de llamar a Houellebecq racista, islamófobo, alarmista y todos los epítetos habituales contra los que dicen cosas que molestan a los poderosos.

A punto de celebrarse las elecciones parlamentarias, con el RN de Le Pen convertido en el primer partido de Francia y con una izquierda empecinada en crearse un nuevo pueblo mediante la inmigración, ya que los obreros la han abandonado, le dejo, querido lector, una selección de frases de una novela profética… y que usted debe leer.

Sólo debe cambiar Francia por España, Le Monde por Lo País, UMP por PP y PS por PSOE para darse cuenta de que Houellebecq anticipaba lo que nos está ocurriendo a los europeos.

Miedo y violencia:

  • «El creciente distanciamiento, ya abismal, entre la población y quienes hablaban en su nombre, políticos y periodistas, conduciría necesariamente a algo caótico, violento e imprevisible. Francia, al igual que los demás países de Europa occidental, se encaminaba desde hacía mucho tiempo a una guerra civil, era una evidencia».
  • «Durante varios años, e incluso varias décadas, Le Monde, así como en general todos los diarios de centroizquierda, es decir, en realidad todos los diarios, denunciaron regularmente a las ‘Casandras’ que preveían una guerra civil entre los inmigrantes musulmanes y las poblaciones autóctonas de Europa occidental».
  • «Desde el último inicio de curso la Unión de estudiantes Judíos de Francia ya no estaba representada en ningún campus de la región parisina, mientras que las juventudes de la Hermandad Musulmana habían multiplicado sus delegaciones por todas partes».

Bipartidismo:

  • «Los países occidentales estaban extremadamente orgullosos de ese sistema electoral que, sin embargo, no era mucho más que el reparto de poder entre dos bandas rivales, y llegaban incluso a declarar guerras para imponerlo a países que no compartían su entusiasmo».
  • «Hace tanto tiempo que el juego político se basa en la oposición entre derecha e izquierda que nos parece imposible salir de eso».
  • «La verdadera agenda de la UMP, al igual que la del PS, es la desaparición de Francia, su integración en un conjunto federal europeo. Sus votantes, evidentemente, no aprueban ese objetivo, pero los dirigentes han logrado, desde hace años, silenciar la cuestión».

Prensa:

  • «Y la existencia de un debate político aunque sea artificial es necesaria para el funcionamiento armonioso de los medios de comunicación, quizá incluso para la existencia en el seno de la población de una sensación por lo menos formal de democracia».
  • «la tendencia natural de los periodistas a ignorar las noticias que no comprenden».
  • «Probablemente, a aquellas personas que han vivido y prosperado en un sistema social dado les es imposible imaginar el punto de vista de quienes, al no haber esperado nunca nada de ese sistema, contemplan su destrucción sin especial temor».

La izquierda:

  • «El islamoizqueirdismo, escribía, era un intento desesperado de los marxistas descompuestos, en plena podredumbre, en estado de muerte clínica, para salir del cubo de basura de la historia agarrándose a las fuerzas ascendientes del islam».
  • «La izquierda siempre había tenido la capacidad de hacer aceptar reformas antisociales que hubieran sido violentamente rechazadas de haber venido de la derecha; pero, por lo que parecía, ése era más aún el caso del partido musulmán».
  • «Paralizada por su antirracismo constitutivo, la izquierda había sido incapaz de combatirlo desde el principio, e incluso de mencionarlo».

Clasismo y racismo:

  • «los que obtienen el estatus de profesor universitario no imaginan que una evolución política pueda tener el menor efecto en sus carreras, se siente absolutamente intocables».
  • «El intelectual en Francia no tenía que ser responsable, eso no estaba en su naturaleza».
  • «Un país en el que la miseria masiva seguía extendiéndose insoslayablemente año tras año».
  • «agradecí a los chinos haber sabido evitar la instalación de negros y árabes desde los orígenes del barrio, y en general cualquier instalación de personas que no fueran chinas, con la excepción de algunos vietnamitas».

Individualismo:

  • «el patriarcado por lo menos tenía el mérito de existir, me refiero a que como sistema social perseveraba en su ser, había familias con hijos, que reproducían a grandes rasgos el mismo esquema, en resumidas cuentas funcionaba; así ya no hay hijos, o sea, que no funciona».
  • «el individualismo liberal podía llegar a triunfar si se contentaba disolviendo las estructuras intermedias que eran las patrias, las corporaciones y las castas, pero si atacaba a esa estructura última que era la familia, y por lo tanto a la demografía, firmaría su fracaso final; entonces llegaría, lógicamente, el tiempo del islam».

Religión:

  • «los hombres se matan por cuestiones metafísicas y no por puntos de crecimiento ni por el reparto de los territorios de caza. Pero, incluso en Occidente, en realidad el ateísmo no tiene ninguna base sólida».
  • «sin la cristiandad, las naciones europeas no eran más que unos cuerpos sin alma, unos zombis. La cuestión era la siguiente: ¿podía revivir la cristiandad?».
  • «los católicos prácticamente habían desaparecido en Francia».
  • «para la Hermandad Musulmana, al contrario, Francia ya forma parte potencialmente parte de dar al-islam
  • «A fuerza de melindrerías, zalamerías y vergonzoso peloteo de los progresistas, la Iglesia católica se había vuelto incapaz de oponerse a la decadencia de las costumbres.»

Me gustaría concluir con una cita de otra de sus novelas, Aniquilación, que explica de manera meridiana el sorprendente resultado de tantas elecciones y de tantas novedades sociales y legislativas: «mucha gente hoy día se había vuelto gilipollas; era un fenómeno contemporáneo evidente, indiscutible».

Sólo así, mediante una estupidez imperante, se entiende que muchos vecinos de los barrios arrasados por la inmigración y la delincuencia voten a los partidos que proponen suprimir las fronteras y primar a los inmigrantes en todas las ayudas por encima de los nativos. O que los jubilados, a fin de mantener su pensión, se entreguen a Macron o a la derecha domesticada, mientras lamentan que sus nietos no encuentren trabajo.

Desde luego, la estupidez es un motor de la historia más potente que la lucha de clases.

Más ideas