Hace ya cinco años que Willy Bárcenas, Antón Carreño y los chicos de Taburete llenaron el Wizink por primera vez. Y quien ahora escribe estaba allí con varios amigos. Alejados ya los prejuicios sobre sus orígenes, y varios discos después, hace semanas sacaron Matadero 5, su quinto disco. Un compendio de diez canciones aparentemente inconexas, que abarcan desde una ranchera con José Mercé, un reggaetón con Omar Montes y hasta un bakalao con cameo incluido del Duo Dinámico. Pero de fondo, en todas ellas, sigue esa cosa irreverente de Taburete. Dicen que están en uno de sus mejores momentos y puedo corroborar que les paran por la calle, «siempre para decirnos cosas buenas». En primavera comienza su nueva gira y el 21 de abril tocarán en Madrid, de nuevo en el Wizink. Y allí procuraremos estar.
Hablemos del título de vuestro nuevo disco: Matadero 5. ¿Homenaje a la novela, sátira musical o recuerdos de una guerra vivida?
Antón (A): La verdad es que nuestras letras no son muy satíricas. Salvo Guadalquivir, el resto de canciones las ha escrito Willy y siempre nos basamos en nuestras vivencias personales, en anécdotas e historias. Matadero 5 es uno de los libros favoritos de Willy y nos gustó el título.
Willy (W): El título es un homenaje a la novela, sí. Ya lo hicimos con nuestro anterior disco, la broma infinita, porque me gusta mucho Wallace, y al ser nuestro quinto disco nos ha parecido un título apropiado. Kurt Vonnegut es de mis escritores favoritos y él siempre vio la adversidad e hizo bromas con ella, se burlaba de la dificultad. Pues nosotros igual: hemos dado una vuelta a lo malo que nos pasa y siempre sacamos el lado divertido.
A: Eso es, hace referencia a que nos intentan llevar al matadero, pero siempre resurgimos.
Es un disco de altura. Se nota la evolución, pero también el riesgo. ¿Cómo se planteó originalmente?
W: Veníamos de un disco melancólico, más nostálgico, y con este disco queríamos volver al espíritu de diversión y fiesta. Hemos mezclado estilos y hemos hecho muchas variaciones, desde ranchera, electrónica, flamenco… Eso sí, es un disco más moderno en sonido, con mejor producción. Por eso ha quedado un disco tan bonito y más moderno que otros anteriores.
A: Nosotros fluimos con las canciones. En general, nunca hemos tenido miedo a llevar el estilo de la música a su límite. Y en este caso hicimos lo más flamenco de lo flamenco, la ranchera con los mejores mariachis… Nos gusta buscar el límite de los estilos y disfrutamos mucho grabándolo.
José Mercé, Omar Montes, Miguel Campello… A juzgar por las colaboraciones, ¿creéis que el público ya ve a Taburete como un grupo consolidado?
W: Yo creo que el público siempre nos ha tomado en serio, especialmente desde el tercer disco. Uno no llena salas de conciertos por el morbo de la banda juvenil de los hijos de no sé quién. Los prejuicios contra Taburete son residuales e insignificantes y se suelen dar en redes sociales. Pero nada más. Y creo que también tenemos el respeto de la industria y de los demás artistas.
Y sobre las colaboraciones, la verdad es que han sido sueño. Jamás hubiéramos imagino hacer una colaboración con Omar Montes, por ejemplo. O la canción flamenca con Miguel Campello, de quien he sido un absoluto fan desde pequeño. Son un auténtico sueño.
A: Al final llevamos siete años haciendo conciertos y sacando discos. Quienes nos conocen nos consideran como un grupo serio, con futuro. Evidentemente hay gente a la que siempre le va a parecer una mierda todo lo que hacemos y todas nuestras canciones, pero la industria nos respeta, porque estamos haciendo cosas importantes.
Hablemos del contenido de Matadero 5. Suena a Julio Iglesias, los Chichos, Fangoria, Estopa, Sabina, Leiva, Mecano, Manolo García, Calamaro, Hombres G… ¿Es un homenaje a la tradición musical española?
W: Bueno, es más bien un homenaje a nosotros mismos, a lo que nos gusta, a la música que escuchamos, a las canciones que siempre nos han gustado. Mis influencias desde muy joven son José Luis Perales, Julio Iglesias, Camela… Y nos hemos basado en eso a la hora de componer el disco.
A: Eso es, ha salido lo que hemos querido. Todas las canciones suenan a España, es verdad. Porque al final son referencias que tenemos siempre muy presentes, pero hemos seguido haciendo la música que nos gusta.
Mucha novedad, pero con un hilo conductor…
A: Más o menos. Hay que tener una cosa en cuenta: nosotros hacemos un disco como se hacía antiguamente. Y esto le da unidad y coherencia a todos nuestros discos, aunque las canciones sean tan distintas. Es un proceso muy intenso: nos encerramos en un estudio y lo grabamos todo. No hacemos un recopilatorio de singles, como hacen muchos artistas que van sacando canciones y luego las juntan en un disco. Nosotros hacemos discos a la antigua.
W: Yo a veces pienso que es un conjunto de canciones sueltas, porque no nos casamos con un sólo estilo. Nos gusta la variedad y eso se nota en el disco, que está plagado de muchas influencias. Pero lo hemos intentado hacer sin perder nuestra esencia. Hemos hecho lo que nos ha dado la gana mezclando lo que siempre hemos querido escuchar. Por eso no tengo ni idea de cómo será el siguiente disco. Pero no tenemos ningún miedo a la hora de componer.
Por ejemplo, en La discoteca hemos querido recuperar los típicos compases del Bakalao de los años 90 pero hemos metido al final de la canción una colaboración con el Duo Dinámico, que son muy anteriores. No nos cansamos porque siempre seguimos probando cosas nuevas.
Decís en Roto y elegante que vais a dar guerra hasta que el cuerpo aguante. Y en Guadalquivir que a veces parecen conseguir que colguéis las botas. ¿Hay Taburete para rato?
W: Hay Taburete para muchísimo rato. Guadalquivir la escribió Antón hace bastante tiempo y eso se nota en la letra. Es una canción muy bonita. Pero el mensaje de Roto y elegante es el que más nos define ahora mismo. Vamos a seguir dando mucha guerra, sí.
A: Mientras haya gente que tenga ganas de escucharnos, va a haber mucho Taburete. Al fin y al cabo, somos un grupo de amigos, que disfruta cantando, y que encima hace disfrutar al público. Nosotros somos amigos y no nos hemos peleado nunca y creo que eso no va a llegar. Así que, si sigue gustando nuestra música, hay Taburete para rato.
Hablemos de Nostalgia. Creo que los primeros compases de los vientos ya justifican el disco entero y Mercé dice que se quiere quedar el tema para él. ¿Es Nostalgia la joya del disco?
A: Nostalgia es el Brindo de este disco. Es una canción más clásica, más mimada, más elegante. En general siempre buscamos que una de nuestras canciones siga esa línea, porque nos gusta hacer música antigua y elegante. Es la joyita por la elegancia, y que la haya cantado José Mercé es increíble. Cada vez que la escucho me pongo contento.
W: Para mí hay dos joyas en el disco: Penúltimo beso y Nostalgia. Con esta canción, además, tuvimos la enorme suerte de grabar los vientos con el cuadro mariachi que ha grabado todas las rancheras de El Cigala. Y eso se nota en el sonido. Es una canción muy cuidada, y sí, quizás sea la colaboración más especial que hemos hecho. Y lo acaba de decir Antón: ha sido un sueño grabar con José Mercé y ha salido una canción muy bonita, totalmente atemporal. Otras canciones son más fiesteras, más modernas, pero Nostalgia no sigue modas.
Botines también es especial. ¿Existe aún el Taburete romántico? ¿Veremos más un taburete acústico?
W: La verdad es que yo no quería meter Botines en el disco. No me gustaba demasiado. La escribí hace tiempo y no sé, no me gustaba. Pero se la enseñé a la banda y les gustó mucho, así que decidimos meterla. Y he recibido muchos mensajes positivos sobre ella. Esto pasa siempre. Esas canciones que no te gustan, que piensas que no van a triunfar mucho, luego son las que mejor conectan con muchos fans. Así que ahora me gusta. Es una canción tranquilita, muy sencilla, pero es cierto que ha quedado bonita.
A: A mí me gusta mucho esa canción. Así que insistimos para que se metiera en el disco porque creíamos que estaba de puta madre. Es curioso de hecho porque al principio se grabó en un pop rock más movido, tipo Calamaro o Los Rodríguez. Pero estuvimos dándole vueltas en el estudio y al final, así lentita, creo que ha quedado muy bien.
«Si hay un Dios que me diga, si está ahí arriba, cuidando de lo mío». ¿Hay parte de plegaria en Matadero 5?
W: Penúltimo beso la escribí en uno de los momentos más duros de mi vida, cuando las circunstancias no eran especialmente buenas. Y aunque yo no soy creyente, pues recé. Porque cuando las cosas se ponen mal, uno reza y se aferra a todo lo que puede. Esos días recé para que todo saliera bien y hoy estoy especialmente orgulloso de esa canción, tanto de la melodía como la letra, que es casi un desgarro.
Siempre me ha costado mucho abrirme, contar lo que llevo dentro. Otras letras son más superficiales, más anecdóticas, pero con Penúltimo beso estoy totalmente abierto, me ha ayudado mucho. Así que estoy orgulloso de esa canción.
A: Nosotros luchamos contra muchas cosas, pero estamos todo el rato agradeciendo todo lo que nos pasa. Piensa que empezamos Taburete porque nos lo pasábamos bien, nos gustaba tocar la guitarra y poco más. Un grupo de amigos se juntó para hacer música. Y en ese proceso, tras grabar un disco, te das cuenta de que has encontrado una profesión que te encanta, donde encima te va bien, y lo haces rodeado de amigos. Pues hay mucho que agradecer.
Así que sí, tiene una parte de plegaria porque nos están pasando cosas buenas y queremos agradecerlo. Creo que nos están cuidando mucho desde ahí arriba y eso lo notamos.
Os confesaré que mi favorita del disco es La ranchera de la niña. Lo tiene todo: un compás 4/4 lentito, los violines de fondo, el fliscorno de Patxi, una letra misteriosa… ¿Cómo encaja en un disco tan ecléctico?
A: Bueno, en nuestros discos siempre hay una canción que recuerda al primer Taburete, a esos inicios más acústicos. Es una canción muy sencilla: guitarras arpegiadas y con un medio toque mexicano que tanto nos gusta. La ranchera recuerda lo que somos.
W: Es que casi se puede considerar como un homenaje a nuestro primer disco. Compuse una canción desenfadada pero muy sencillita: una guitarra, pocas cuerdas, y un cajón. El Taburete de siempre. Es verdad que al final le metimos las cuerdas más elaboradas, pero creo que cierra por todo lo alto en el disco.
Si te das cuenta, el disco empieza muy fuerte, con canciones muy animadas, y poco a poco va volviendo a nuestra música de siempre. Así que creo que la ranchera es un gran colofón como homenaje a nuestra trayectoria. Somos los de siempre.
Tengo que preguntar sobre el grupo. Yo estuve en el primer Wizink y lo recuerdo como un verdadero espectáculo… Más de 100 conciertos después, ¿qué sensación tenéis para el 21 de abril?
W: Estamos muchísimo más preparados. No es que en aquel momento hiciésemos una mala actuación, pero estábamos musicalmente verdes, demasiado nerviosos. Nosotros veníamos de tocar en salas más pequeñas y eso se llenó y nos pilló de sopetón. Vamos, no te niego que fue un disfrute emocional brutal, pero no hubo disfrute técnico. El público salvó el concierto, que desde el principio se convirtió en un karaoke. De hecho, apenas se nos escuchaba a nosotros.
Y ahora somos una banda que suena con un directo muy potente, creo yo. Los sonidos están más equilibrados, tenemos mejor preparación, hemos montado un espectáculo muy divertido… Disfrutamos mucho y además sabemos que lo hacemos bien. Y eso da bastante satisfacción.
A: Ese Wizink fue espectacular. Pero nos pilló verdes. La realidad es que no tocamos tan bien porque no sabíamos y porque no estábamos acostumbrados. Pero lo pasamos muy bien. Ahora se va a ver una cosa muy distinta a la de 2017. Ha habido mucho cambio y creo que todo para mejor. Está todo mucho más cuidado, la calidad técnica es mejor, pero el cariño es el mismo de siempre.
Y ahora, además, al sacar nuevo disco, tenemos muchas ganas de tocar los nuevos temas. Piensa que al final un concierto se puede alargar, así que al ir mezclando canciones de toda la vida con temas nuevos vamos a conseguir un show va más ameno. Así que va la nueva gira promete ser muy divertida.
¿En algún momento habrá descanso para Taburete?
W: Bueno, la verdad es que ahora estamos descansando, porque hasta marzo no tenemos nada. Estamos preparando bien la gira, pero vamos a aprovechar esta temporada para hacer algún viajecito. En cualquier caso, tenemos bastantes ganas de volver a la carretera y disfrutar encima de los escenarios.