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El ‘fachapobre’ da miedo

Este populismo del sentido común, donde no tiene cabida ni la superioridad moral de la izquierda, ni la superioridad gestora de la derecha, habita en los barrios humildes

Anda la izquierda caviar y la leninista 3.0 preocupada por el fachapobre. El fachapobre no ha leído El Manifiesto de Marx, pero se encuentra en la tesitura de que ya no tiene nada que perder y mucho que incordiar. Le da igual cómo le califiquen. Después de bastante transición ha hecho las cuentas y cree que aporta más al Estado, vía impuestos, de lo que recibe. La pandemia del Covid ha provocado la reduflación de lo público. Cuantas más citas previas, menos funcionarios están atendiendo, llámense médicos, asistentes sociales o administrativos. Sin embargo, éstos no dejan de crecer a efectos contables. La informática al servicio de las demoras y las complicaciones. Cualquiera que haya tenido que hacer una gestión telemática con la Administración que no sea una multa o pagar algo, se habrá dado cuenta.

El fachapobre empieza a creer que el benéfico estado social de Derecho comienza y acaba en una sola clase: la política. Suyas son las instituciones, los contratos de lujo, las prebendas del cargo público, los sueldos que no se merecen. Y este populismo del sentido común, donde no tiene cabida ni la superioridad moral de la izquierda, ni la superioridad gestora de la derecha, habita en los barrios humildes. Aquellos que ven que el multiculturalismo es el narco piso, el edificio okupado por un capo que administra la exclusión social con el subarrendamiento, el cambio de las tiendas del barrio por las casas de apuestas, los supermercados de lo robado a plena luz del día tras los barrotes planta calle… la degradación de una clase media baja que empieza a estar harta de cómo le toman el pelo.

El fachapobre ha sufrido una alienación colectiva. Ha dejado de ser el punto de interés por su simplicidad reivindicativa: seguridad en las calles, una sanidad pública eficiente y la educación como ascensor social de sus hijos. La izquierda meliflua, tan educada y selecta, cree que es mucho más atractivo luchar por los derechos de una minoría aunque esta no exista o mejor dicho, deba su razón de ser al dinero público del contribuyente. ¿Cómo comparar batallar por una educación del esfuerzo con la salvaguarda del lince ibérico? ¿Qué sentido tiene abogar por la austeridad si el despilfarro en chiringuitos inútiles está a la orden del día? ¿Tienen más derechos los trans a una burocracia simplificada para cambiar de sexo que el pequeño emprendedor que quiere montar un negocio? ¿Por qué arriesgarse con la cultura provida si ya está consensuado que el aborto es una decisión de conciencia individual?

Una de las razones por las que el fachapobre da miedo es precisamente porque es pobre. Esto es, sabe distinguir perfectamente la necesidad del lujo, donde están las prioridades y cómo se ordenan éstas, quiénes tienen que recibir primero. No entiende que se le cierren los canales de ayuda a ellos y no a otros. Es el primero en darse cuenta hasta qué día del mes le llega el salario. Intuye que importar mano de obra barata para evitar la presión de los sindicatos sólo ha servido para que al final la producción también salga fuera.


El fachapobre puede dar vuelcos en las elecciones. Asusta a la progresía y al centrismo moderado. Ha tumbado gobiernos de alternancia estables y cambiado la percepción de lo que es la derecha alternativa, nueva derecha o extrema derecha, como le gusta llamar a los que dicen que luchar contra ella es hacerlo a favor de su democracia. Italia es un claro ejemplo. En Alemania las prospecciones para AfD alarman a los grupos de poder. En Francia Le Pen adelanta a Macron en las encuestas. ¿Captan estos mensajes los del Partido Popular en España y buscan emular a VOX pero sin que se note para que no los señalen? Entonces no han entendido nada. No se puede estar a la vez dentro y fuera del sistema.

Sevilla, 1963. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, ingresó en el diario ABC en Madrid en 1989. Luego se trasladó a ABC de Sevilla donde ha trabajado en las secciones de Cierre y Andalucía hasta enero de 2023. Alumno becado por el Foreign Office en Londres, fue profesor de Opinión Pública y Lenguaje Publicitario en el Instituto Europeo de Estudios Superiores de Madrid.

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