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España se salvará por la oración

El día 28 de julio de 1936 tuvo lugar el fusilamiento de la imagen. De todos los disparos que recibió ni uno solo tocó el Corazón

No debería asombrarme que la Madre Maravillas, Santa Maravillas de Jesús desde el 4 de mayo de 2003, sea poco conocida entre los ciudadanos de a pie. Quizás alguno recuerde que, allá por el 2008, hubo una pequeña polémica en torno a la colocación de una placa en el Congreso de los Diputados con el fin de conmemorar el nacimiento de la santa, en la que fuera su casa, uno de los edificios aledaños al congreso. Finalmente, no se colocó. Como siempre, los dueños de la Memoria Histórica deciden qué y a quién recordar y tanto que presumen de feministas, que si se trata de una monja es mejor que nadie sepa que existió. Ahora que nuestra actualidad política está tan revuelta, no pocos han empezado a acordarse del Sagrado Corazón y sus promesas.

La historia de la espiritualidad del Sagrado Corazón se remonta a la Iglesia primitiva. En el Evangelio de San Juan, el discípulo que reclinó su cabeza sobre el pecho de Jesús y escuchó su  Corazón, encontramos la clave de la misma: «Uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y a punto salió sangre y agua». Jn 19, 34. El Corazón de Cristo traspasado es el signo del Amor más grande, del Amor que da la vida, del Amor de Dios por los hombres. Un Dios que entrega a su propio Hijo por nuestra salvación. Dios encarnado nos «amó con corazón de hombre» (Gaudium et Spes, 22), y solo Él nos amó y nos ama como nunca nadie podrá hacerlo jamás. Con ese fundamento se va desarrollando a lo largo de la historia esa espiritualidad, que no trata de otra cosa, tan sencilla y tan profunda, como la experiencia y la vivencia personal del misterio del amor redentor de Cristo que le llevó a encarnarse, padecer y morir por la salvación de la humanidad. Como se puede observar, no se trata de una simple devoción, es algo que toca el corazón y lo mueve de tal manera que llega a convertir a muchos en grandes santos y santas tales como San Agustín de Hipona, San Francisco de Asís, Santa Gertrudis de Helfta o Santa Teresa de Jesús, entre tantos y tantas más que me dejo sin mencionar.

En el siglo XVII, las revelaciones del Sagrado Corazón a Santa Margarita María de Alacoque dieron lugar a un movimiento corazonista que contagió a toda la Europa moderna, de tal manera que esta santa francesa es considerada a día de hoy como la iniciadora de la devoción de los primeros viernes de mes y de la fiesta del Sagrado Corazón. Centrándome en España, el mensaje de Santa Margarita aquí era prácticamente desconocido hasta 1726. Agustín de Cardaveraz, un joven jesuita que estudiaba en Valladolid, leyó el libro De Cultu del Padre Galliffet y quedó entusiasmado con el contenido. Este lo comunicó a sus superiores, el Padre Juan de Loyola y el Padre Calatayud, y juntos se propusieron extender la devoción del Corazón de Jesús por toda España. La chispa que faltaba para hacer arder por toda la nación este culto era el joven Bernardo de Hoyos, otro jesuita que estudiaba en Valladolid. Bernardo lee en 1733 el mismo libro del Padre Galliffet que había leído Cardaveraz y se ofrece al Sagrado Corazón como apóstol para difundir la devoción. El 14 de mayo de ese mismo año, en la fiesta de la Ascensión, mientras Bernardo se encontraba en oración, abatido porque el Sagrado Corazón no era conocido en España, tuvo una visión que narró así:

«Después de comulgar tuve la misma visión del Corazón… Dióseme a entender que no se me daban a gustar las riquezas de este Corazón para mí solo, sino para que por mí las gustasen otros. Pedí a toda la Santísima Trinidad la consecución de nuestros deseos, y pidiendo esta fiesta [del Sagrado Corazón] en especialidad para España, en que ni aun memoria parece hay de ella, me dijo Jesús: «Reinaré en España y con más veneración que en otras muchas partes «.»

El fervor y la devoción de estos jesuitas de Valladolid hicieron que España contara con un Paray-le-Monial particular. La devoción iba aumentando mediante folletos, libros y estampas, pero sobre todo por la actividad de los misioneros jesuitas en los sermones y el confesionario. En tan solo dos años no quedó provincia de España en la que no se hubiera recibido con agrado esta espiritualidad. En cierto modo se cumplió esa “Gran Promesa” ya que el Sagrado Corazón había pasado de ser un desconocido a “reinar” por toda España. Entendiendo ese reinado como el conocimiento y el triunfo de la devoción.

Adelanténdome un poco en el tiempo, pues no es momento de atosigar al lector con numerosos datos, ya en el siglo XX, surgió la idea de erigir un monumento al Sagrado Corazón y a la Inmaculada Concepción en el Cerro de los Ángeles. La ubicación del Cerro de los Ángeles era muy oportuna pues es el centro geográfico de la Península, el punto en el que se cortan dos líneas diametrales trazadas desde el cabo Ortegal hasta el de Palos, y desde el de Creus al Espichel. Que el monumento al Sagrado Corazón pudiera estar situado en ese lugar geográfico tenía un valor simbólico: significaba el deseo de que el Sagrado Corazón ocupara el centro de la vida del país. El 30 de junio de 1916 se colocó la primera piedra del monumento, cuyo proyecto corrió a cargo del arquitecto Carlos Maura y del escultor Aniceto Marinas, financiado todo por suscripción popular, el crowdfunding de la época. Una vez terminada la obra, el 30 de mayo de 1919 se fijó como el día de la inauguración y consagración de España al Corazón de Jesús. Consagración que fue recitada por el rey Alfonso XIII.

Con el inicio de la guerra en el año 1936, el monumento se convirtió en un blanco a destruir. Desde el día 18 de julio, ser católico en España se había convertido en un crimen imperdonable. Tanto es así que somos el país en el que más mártires ha habido en el siglo XX, más de 10.000, de los cuales 2.053 ya se encuentran en los altares y que celebramos el 6 de noviembre como los “Mártires de la persecución religiosa del siglo XX”. España, el país donde más personas han muerto perdonando a sus asesinos. El cerro de los Ángeles fue desde el principio un objetivo a conseguir por el bando republicano y así ocurrió pasándose a llamar durante un tiempo el “Cerro Rojo”. El día 23 de julio los milicianos que habían tomado el Cerro asesinaron a cinco jóvenes pertenecientes a Acción Católica “por haberles visto rezar y bendecir la mesa”. El día 28 de julio tuvo lugar el fusilamiento de la imagen. De todos los disparos que recibió ni uno solo tocó el Corazón. ¿Mala puntería? Quizás Dios hablando al hombre simbólicamente. Mostrándonos cómo es su Amor por nosotros, tan grande y tan puro que nada puede cambiarlo ni tocarlo. Tras varios días de intentos desesperados por derribar el monumento, el día 7 de agosto dinamitaron la imagen del Sagrado Corazón quedando en ruinas. “La imagen del Señor cayó, pero cayó con los brazos abiertos, y al caer sobre tierra española la besó en un abrazo dolorido. Y ahora Cristo es más que nunca de España y España es más que nunca de Cristo.” (D. Esteban Bilbao, ministro de Justicia). Una vez terminada la guerra, se puso en marcha la reconstrucción del monumento, que se reinauguró el 25 de junio 1965, acto en el que también se renueva la consagración.

Y ¿dónde queda la Madre Maravillas en todo esto? Pues que ella, al igual que Bernardo de Hoyos, también fue receptora de una promesa del Sagrado Corazón. María de las Maravillas Pidal y Chico de Guzmán, hija del marqués de Pidal y embajador de España en la Santa Sede, fue una joven que entregó su vida a Dios en la Orden del Carmelo Descalzo. Con 27 años, el 12 de octubre de 1919, entró al Carmelo del Escorial con la intención de no volver a salir nunca de ahí. Pero cuando un alma se entrega a Dios por completo, su vida ya no le pertenece y queda a disposición de su dueño y Señor. Antes de hacer los votos solemnes, por los que se renuncia a todas las posesiones en pos de los consejos evangélicos —pobreza, castidad y obediencia—, una visita al locutorio de dos mujeres piadosas cambia el rumbo de lo que parecía una vida escondida con Cristo en Dios. Durante la visita, la duquesa de Nájera y su amiga se lamentaron del mal estado en el que se encontraba el monumento del Cerro de los Ángeles. Aunque se organizaban grandes peregrinaciones, la mayor parte del tiempo permanecía solitario, incluso se podían ver rebaños de ovejas y cabras pastando alrededor. Se había barajado en varias ocasiones la idea de que una comunidad religiosa se instalara en el Cerro, pero no acababan de decidir cuál era la más conveniente. El Corazón de Jesús tenía reservado a la Madre Maravillas un papel especial, le pedía a gritos una nueva fundación, en sus propias palabras:

«El Cerro se representó: Aquí quiero que tú y esas otras almas escogidas de mi Corazón me hagáis una casa en que tenga mis delicias. Mi Corazón necesita ser consolado y este Carmelo quiero que sea el bálsamo que cure las heridas que me abren los pecadores. España se salvará por la oración».

El día 19 de mayo de 1924 comenzó la fundación del monasterio del Cerro de los Ángeles. Una comunidad que se fundó para ser lámpara viva que se inmola por España y por el reinado de Cristo y que, a día de hoy, sigue contando con numerosas vocaciones. No es cualquier cosa, por lo tanto, rezar el rosario en las manifestaciones que se concentran frente a Ferraz. Es tomarse en serio las promesas que el Corazón de Jesús ha hecho a España. España se salvará por la oración y España es tierra de María, el rosario es la oración perfecta para estos tiempos. Sin duda es el momento de unirnos con especial intención a la vida de estas hermanas que se inmolan en sacrificios y oración por España. Y sin ningún temor, confiar:  Si Deus pro nobis, quis contra nos? (Rom 8, 31).

No me gustaría terminar sin recordar que, la Santa Sede ha concedido, con motivo del centenario de la fundación del convento, un año jubilar que se extiende desde la Solemnidad del Sagrado Corazón de 2023 hasta la Solemnidad del Sagrado Corazón de 2024 (7 de junio de 2024).

Salamanca, 1989. Profesora y traductora a ratos libres. Titulada en Humanidades y Ciencias Religiosas.

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