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Metafísica del rosario

«Rosario» para el rosario: cincuenta explicaciones, razones, motivos y beneficios de la gran vía espiritual

Hace cosa de un lustro, abandoné la gran ciudad y regresé al lugar donde nací, una urbe terminal en el noroeste de Galicia. Ferrol, que en sus días de gloria se llamó El Ferrol del Caudillo, fue una de las víctimas de la salvaje reconversión industrial perpetrada por el PSOE, que diezmó los astilleros y empujó a la ciudad a una progresiva decadencia. Al no haber trabajo, los jóvenes se fueron y los que se quedaron envejecieron, murieron y, en su mayoría, no se reprodujeron.

Al caer el sol, Ferrol se parece hoy mucho a un cuento de Ligotti: un sombrío escenario lleno de casas en ruinas y calles desiertas por las que, de cuando en cuando, culebrea un loco, un tullido, un anciano o un gitano. Por si fuera poco, las infraestructuras de la ciudad son antiguas y defectuosas, cosa que propicia una anómala cantidad de averías.

Durante un largo apagón, solo en casa, sin internet, con la batería del móvil consumida y un puñado de velas pintando una penumbra temblorosa y amarillenta, me sentí transportado a una nueva Edad Media. Al filo de la medianoche, presa de un arrebato primordial, eché mano a un rosario de cuentas de madera que atesoraba desde mi comunión y llevaba siglos sin usar. Como poseídos por una extraña fuerza, mis dedos recorrieron las cuentas y mis labios bisbisearon oraciones. Misterio a misterio, me sumergí en un trance casi opiáceo y perdí la noción del tiempo. Y de repente, todo brilló. ¿Había experimentado una iluminación mística o es que había vuelto la luz eléctrica? Nada de eso: simplemente, había amanecido.

1. Las cuentas de oración son tan antiguas que su origen es difícil de precisar. En África se han encontrado cuentas hechas con cascarones de avestruz que datan del año 10000 antes de Cristo. Y en Las adoradoras del áditon —pintura minoica hallada en la isla de Tera bajo las cenizas de un volcán— hay una figura que porta un collar en la mano que, dado su contexto iniciático, podría ser un rosario. 

2. No hay constancia histórica del uso religioso de cuentas de oración hasta el yapamala hinduista, hacia el año III antes de Cristo. El yapamala (del sánscrito yapa, ‘repetición’, y mala, ‘guirnalda’) es una sarta de 108 cuentas esféricas que se usa para contar mantras: permite al usuario mover los dedos de forma inconsciente, mientras pone toda su concentración en la oración.

3. Fabricado con madera de sándalo, el yamapala tiene 108 cuentas porque éste es un número sagrado en la tradición hindú: un dígito de tres cifras, múltiplo de 3, cuya suma es igual a 9: tres veces 3. En cada una de las cuentas se talla uno de los nombres del dios Visnú.

4. A la hora de rezar, el adepto toma el yapamala en su diestra, con los dedos pulgar y corazón sujetando una de las cuentas contiguas al penacho que marca el principio/fin. Mientras se hace girar la cuenta sobre sí misma, se pronuncia el mantra. Al terminar, se pasa a la segunda cuenta… y así sucesivamente. El yapamala se recita en voz alta o en susurros, pero siempre haciendo vibrar todas las sílabas.

5. El mala budista también tiene 108 cuentas. En la tradición búdica, el número 108 representa a la totalidad del universo. Además, Buda contó 108 barreras mentales que nos impiden despertar.

6. Con forma de collar, el mala búdico se lleva en el cuello o en el brazo izquierdo. Sus 108 cuentas están divididas en cuatro partes. Hay una cuenta más grande, llamada guru, que marca el principio y el fin; al terminar una ronda no se debe pasar sobre ella, sino retroceder y volver a empezar. El mala se gira en el sentido de las agujas del reloj con los dedos pulgar (que simboliza la budeidad) e índice (el ser individual).

7. Tradicionalmente, el mala búdico se fabrica con madera de Bodhi (árbol de la especie Ficus religiosa, bajo el cual Buda alcanzó la iluminación) pero también con piedras semipreciosas o huesos de personas de alto rango espiritual.

8. El mala de 108 cuentas es el más usado en el budismo Mahayana y en la tradición tibetana, pero no tanto en otras escuelas. Por ejemplo, en el Budismo de la Tierra Pura son comunes los malas de 27 cuentas para hacer prosternaciones. 

9. Los musulmanes utilizan palabras como misbaha, tasbih o sibbha para sus rosarios, que tienen 99 cuentas, correspondientes a los distintos nombres de Dios en el Islam. Dos cuentas más pequeñas separan las restantes en tres grupos de 33, correspondientes a tres tipos de oraciones: Subhan Allha (gloria a Dios), Al-hamdu lilah (alabado sea Dios) y Allahu Akbar (Dios es el más grande). El mishaba procede del mala hindú y fue introducido en el Islam por los sufís; pero todavía hay musulmanes que prefieren usar las falanges de la mano derecha para contar oraciones.

10. Los cristianos ortodoxos rusos llaman chotki a su rosario; lo fabrican con cordones de lana anudada o cuentas de madera. Casi en desuso está ya el lestovka, cordón de oración hecho de cuero que utilizaban los viejos creyentes rusos.

11. El chotki es similar para toda la Iglesia ortodoxa, aunque los griegos lo llaman komboskini, los rumanos matanii, los etíopes mequetaria y los sudeslavos brojanica. Originalmente tenía 100 nudos pero después su número fue variando, adaptándose a las necesidades de cada orante: existen cordones de oración de 12, 33, 50, 250 y hasta 300 nudos. Muchos llevan una cruz en su extremo.

12. El chotki se utiliza para repetir un solo mantra, la Oración de Jesús, que reza: «Señor Jesucristo, hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador». Esta plegaria protagoniza el libro anónimo Relatos de un peregrino ruso (1861), donde un anciano dice: «Aquí tienes un rosario con el que podrás hacer, para comenzar, tres mil oraciones al día. De pie, sentado, acostado o caminando».

13. La invención del cordón de oración se le atribuye a Pacomio, santo del siglo IV que fundó el monacato cenobita cristiano; pero algunos Padres del Desierto ya usaban cuentas en el siglo III. El cordón fue concebido como una ayuda para que los monjes analfabetos lograran un número constante de oraciones, y así avanzaran hacia la máxima de San Pablo: «Orad constantemente».

14. Incluso en la actualidad, el komboskini se considera la «espada espiritual» del monje ortodoxo y se le entrega como parte de su investidura, junto a su hábito monástico. Asimismo, la tradición rusa permite sustituir ciertos servicios religiosos por la recitación de la Oración de Jesús entre 300 y 1500 veces.

15. El rosario católico procede también del desierto. San Pablo el ermitaño (228-341) ideó una primitiva forma de contar oraciones: cada día, se metía trescientos guijarros en el bolsillo, y tiraba uno al suelo cada vez que terminaba una oración.

16. En el siglo IX llegaron a Occidente una serie de aclamaciones y alabanzas hacia la Virgen procedentes de las liturgias orientales. Por ejemplo, la traducción al latín del Akáthistos, himno bizantino que se canta en pie desde el siglo IV y tiene frases tan potentes como: «Salve, oh Madre del Sol sin ocaso».

17. El rosario católico se lo debemos a la Orden de San Benito, si bien su uso fue consolidado por los cartujos. Al igual que los judíos recitaban el salterio de David, los benedictinos recitaban los 150 salmos del Breviario; pero muchos hermanos no sabían leer, así que se les enseñó una práctica más sencilla: rezar 150 avemarías. Esta devoción tomó el nombre de «salterio de la Virgen».

18. El paternostrai era un cordón con nudos que se usaba para contar padrenuestros. Los nudos no tardaron en ser reemplazados por granos, pequeños trozos de madera, perlas o joyas. En Londres, Viena o Praga proliferaban los paternosters, o artesanos que fabricaban cordones de oración.

19. Poco a poco, el rosario de la Virgen se fue estableciendo. Hacia 1280, la beata Bienvenida Boiani contaba mil avemarías diarias, que aumentaban a dos mil el domingo y hasta tres mil el día de la Anunciación.

20. En el siglo XII, la Virgen amonestó a una religiosa llamada Eulalia por rezar el rosario demasiado deprisa; desde ese día, la monja decidió recitar la tercera parte de sus 150 oraciones: 50 avemarías.

21. En 1208, Nuestra Señora se le apareció a Domingo de Guzmán y le enseñó a rezar el rosario. Como los cátaros se negaban a venerar a la Virgen, santo Domingo promovió esta devoción en sus misiones.

22. Los dominicos, que eran predicadores y se mezclaban con el pueblo, transmitieron la vía del rosario a infinidad de personas. En el siglo XIV la práctica decayó, pero Jacobo Sprenger o el beato Fray Alano de la Roca revivieron su uso.

23. En el siglo XVI, el rosario ya incluía credo, padrenuestro y avemaría como oraciones principales.

24. «Rosario» procede del latín rosarium, es decir, «jardín de rosas». En la Edad Media se les llamaba así a los tratados de moralidad. Como dijo el cardenal Tomáš Špidlík, «nuestra oración fue llamada como si fuera un manual del hombre devoto».

25. Esencialmente, el rosario no es una oración de petición en la que se apela a la Gracia de arriba para que conceda un bien concreto al orante, sino de incantación: su objetivo es elevar el alma hacia Dios para obtener una iluminación interior.

26. La técnica utilizada en la vía del rosario es la repetición rítmica de una serie de frases que incluyen el nombre divino. La invocación del nombre emana del recuerdo de Dios, de la consciencia de lo Absoluto. En palabras del Maestro Eckhart, «el Padre te da Su nombre eterno, y lo que te da en un sólo instante por mediación de Su nombre es Su propia vida, Su ser y Su divinidad».

27. En el rosario, el nombre divino se invoca con oraciones reveladas: los padrenuestros y los avemarías. La esencia del padrenuestro sería «santificado sea tu nombre». Y en el avemaría la fórmula fundamental es la primera parte, la única revelada (la segunda es una oración de petición que se añadió en la Edad Media), compuesta por la salutación del Ángel Gabriel que transmite el verbo divino: «Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo» (Lc 1,28) y por la salutación dirigida a la Virgen por su prima Isabel, que es otra mensajera de Dios porque en ese momento está llena del Espíritu Santo: «Bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre, Jesús».

28. El nombre de María es, como apunta el teólogo Jean Borella, «una concepción de la esencia divina». A nivel del Ser, es la Materia prima a partir de la cual se desarrollan todas las posibilidades de manifestación bajo la fecundación del Espíritu Santo. A nivel cósmico, es el Espíritu de Dios sobre las Aguas primordiales.

29. La alquimia espiritual que transmuta al ser humano y logra que su alma individual se identifique con el Alma Universal, se opera a través de los sacramentos y de la contemplación. La oración y la incantación crean en el alma un estado de sumisión total, de plasticidad ontológica, que la pone en armonía con la Virgen y sus virtudes.

30. Según el metafísico Frithjof Schuon, «durante la recitación del rosario el alma se aplica a sí misma las palabras del ángel a María, y así se cumple en ella el misterio microcósmico de la Encarnación».

31. El rezo del rosario no opera a nivel individual, sino que se practica en el ámbito de la Iglesia y en él interviene la gracia divina. Pero incluso el no creyente experimentará una virginización psíquica al identificarse con la imagen de María mediante la repetición de su nombre, fenómeno que podría conducir por sí solo a una experiencia religiosa. Y en la segunda parte de la oración, cuando el orante se confiesa «pecador», a un nivel metafísico no es tanto una declaración de su culpabilidad como de su estado de ‘criatura’, de ‘nada criatural’.

32. En su disección del avemaría, el teólogo François Chenique explica que, gracias a la salutación «Dios te salve, María» el orante empieza a elevarse hacia las perfecciones de la Virgen. Cuando dice «llena eres de gracia», se refiere a la concepción Inmaculada a la que aspira su propia alma. «El Señor es contigo» recuerda que Dios está siempre con la Virgen porque es parte de la Substancia universal, del mismo modo que estará presente en el alma que, separada de la Substancia por la caída, regresa a ella a través de la oración. «Bendita tú eres entre todas las mujeres»: María es la nueva Eva, la hembra en su grado más alto de pureza. «Bendito es el fruto de tu vientre, Jesús»: fecundada por la presencia del Espíritu, la Substancia engendra un fruto sagrado, al igual que el alma virginizada engendra en sí misma la imagen del Verbo.

33. La eficacia del rosario se debe a la virtud operativa de los nombres divinos. Y la repetición de dichos nombres es la forma católica del japa yoga, es decir, la «unión por repetición» entre el orante y la Substancia. La «rumia» de las palabras de la oración puede provocar despertares: el ritmo repetitivo favorece la concentración, y crea el marco necesario para la recepción de la energía espiritual de Arriba.

34. La simple recitación de 50 avemarías sería más que suficiente para hacer del rosario una vía espiritual completa. Pero, a mayores, la tradición occidental ha enriquecido esta práctica con una meditación suplementaria para cada decena, que profundiza en los «Misterios de la Virgen», etapas de la vida de Jesús y María que ejercen de estaciones espirituales, y reflejan la trayectoria del alma desde que recibe el germen del Verbo hasta que se funde con la divinidad.

35. En el santo rosario existen cuatro tipos de misterios: gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos.

36. Cabe señalar que las Letanías Lauretanas no forman parte «oficial» del rosario. El origen de tan bella oración se remonta a los primeros siglos de la cristiandad: eran súplicas dirigidas a Dios y, después, a los santos que se pronunciaban en misas y procesiones. Hasta el siglo VII no se enunciaron las letanías de la Virgen. Posteriormente, nuevas letanías han sido añadidas por distintos papas. A mi juicio, ninguna es desdeñable excepto «Consuelo de migrantes» —añadida por el papa Francisco— que contiene una abyecta carga ideológica.

37. Al sucederse de forma uniforme, las invocaciones lauretanas crean un flujo de oración alabanza-súplica. Primero a Dios y luego a la Virgen: Espejo de Justicia, Trono de sabiduría, Vaso espiritual, Rosa mística, Torre de Marfil, Arca de la Alianza, Reina de los patriarcas, Reina de los mártires… A cada invocación, se responde con un «Ruega por nosotros».

38. El rosario se puede rezar solo o bien acompañado. Cuando son varias personas las que rezan, basta con que una de ellas tenga el rosario en la mano y vaya pasando las cuentas. Durante el rezo en grupo debería haber armonía entre los orantes, cuyas voces sonarán como una sola, sin precipitarse ni comenzar unas antes de que hayan terminado las otras.

39. Rezar el rosario en casa es tan efectivo como hacerlo en un templo. En el librito Rezad el rosario, escrito por el padre Luis Ribera en 1956, se asegura que «la casa en la que se reza el santo rosario es en verdad casa de María, y esta casa ocupa un lugar preferente en su Inmaculado Corazón».

40. En sus apariciones, Nuestra Señora ha dado gran importancia a la recitación del rosario. Verbi gratia, la Virgen se aparece en Lourdes con un rosario dorado en el brazo derecho, cuyas cuentas desliza sin mover los labios porque, como es lógico, no se puede a rezar a sí misma.

41. Muchos papas han recomendado insistentemente la vía del rosario. León XIII escribió trece encíclicas en alabanza de una devoción que él consideraba «fácil de practicar y muy fructuosa». Gregorio XIV, por su parte, aseguró que «el rosario aplaca la justa indignación de Dios». Y Pío IX sentenció: «Dadme un ejército rezando el rosario y conquistaré el mundo».

42. Los metafísicos perennialistas han defendido las cuentas de oración como vía espiritual común a todas las tradiciones. Del santo rosario, Jean Hani ha dicho que es «un ejercicio operativo altamente eficaz».

43. Schuon sostiene que el rosario es «la Oración de Jesús de la Iglesia de Occidente».

44. El cristianismo carece de una lengua sagrada, pero sí tiene lenguas litúrgicas. Deberíamos rezar el rosario en voz alta y en latín, que no es una lengua muerta sino —como diría René Guénon— «fijada», pues tiene aún usos rituales.

45. Según estudios de la universidad de Harvard, rezar el rosario reduce el estrés, refuerza el sistema inmunológico y equilibra la presión arterial. Además, es mano de santo contra la depresión, reduce en un 57% el nivel de dolor y libera endorfinas naturales de mayor potencia que la morfina. Eso por no hablar de mejoras en la capacidad de atención y la fuerza de voluntad.

46. «No hay problema que no podamos resolver con el rezo del santo rosario», aseguró sor Lucía de Fátima. Se refería, sin duda, a problemas espirituales, que son la fuente de todos los problemas.

47. El rosario es una fuente de inspiración que usaron grandes artistas como Mozart, Cervantes, Miguel Ángel, Lope de Vega o Tirso de Molina. Pero el caso más notable quizá sea el de Haydn, que en cuanto sentía dificultades aparentemente insuperables, se levantaba del piano y rezaba su rosario: «Después de unas cuantas avemarías me vienen las ideas y melodías en abundancia». Por eso escribía al principio de todas sus partituras «In nomine Domini» y, al final, «Laus Deo».

48. Existen estudios que indican que la cantidad de católicos que rezan el rosario está hoy por debajo del 5%. Resulta incomprensible y nos dice mucho de por qué el catolicismo está en horas bajas.

49. Potenciar devociones como el santo rosario o el culto al Sagrado Corazón podría desencadenar en Occidente un auténtico renacimiento espiritual.

50. En los últimos tiempos, el rosario ha vuelto a las calles de la mano de manifestantes que rezan contra el aborto o a favor de la unidad nacional. No es este el uso ideal del rosario, pero supone un soplo de aire fresco ver por ejemplo a un hombre empuñando un rosario frente a un antidisturbios.

Cabe recordar que el papa Gregorio XIII atribuyó a la Virgen la victoria de la batalla de Lepanto (1571) e instauró la fiesta del rosario el día 7 de octubre, fecha en la que el ejército de Don Juan derrotó a los turcos que invadían Europa. Moraleja: por más que supliquemos, la Virgen y Cristo no van a bajar con dos pistolas a sacarnos las castañas del fuego. Es cosa del hombre rezar, pero también disparar.

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