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Gilberto Freyre y su descubrimiento de España

Tropicalismo es política conservadora, revolucionaria y paniberista

Gilberto Freyre fue el gran intérprete antropológico de la historia de Brasil; el que descifró su identidad, dando la vuelta a la idea de que los mestizos eran unos degenerados, como afirmaba el racismo científico, presentándolos ahora como un referente virtuoso y estético para la humanidad. La historia antropológica de Freyre busca entender las acciones y relaciones entre grupos humanos, independientemente de si unos eran colonizadores o colonizados, evaluando en su complejidad sus trazos mestizos y los orígenes de los mismos, en el marco del intercambio transoceánico que se estableció con las redes y la circulación de individuos y mercancías en los Imperios Ibéricos, así como la instalación pragmática de los españoles y portugueses en los trópicos, aprendiendo la cultura y las técnicas de los nativos, como ocurre en la tradición del pluralismo mediterráneo. Fue el gran teórico del mestizaje. El que se enfrentó directamente al racismo explícito. No obstante, hoy en día para atacar al racismo implícito se requiere de otros teóricos para analizar jerarquías pigmentocráticas que se reproducen también en sociedades mestizas.

Además de elevar la autoestima nacional, pensó que geopolíticamente Brasil podría liderar a los países de lengua portuguesa y española de todos los continentes, liderando a la civilización iberotropical con un papel de mediación entre culturas occidentales y orientales. La primera parte de su obra la hizo en base a teorizar los lazos entre los países de lengua portuguesa. Será a partir de la mitad de los años cincuenta que incorporará a su barroca (y neobarroca) teoría tropicalista al mundo hispánico. Es decir, a pesar de las diferencias en los modos de colonización de España y Portugal, ambos eran antropológicamente mixófilos, es decir, tendían a establecer canales de comunicación cultural, con familias mixtas y espacios sociológicos comunes. Tampoco el mundo hispánico era nuevo para él, porque había leído a lo mejor del mundo español desde sus tiempos de estudiante. Gilberto Freyre estuvo en España en unas 9 ocasiones (1923, 1937, 1956, 1965, 1969, 1970, 1976, 1980 y 1981). Su contribución es clave para establecer lazos iberoamericanos e iberófonos, frente a la moda francesa de la época, la eugenesia inglesa y el nazismo.

Contactos con España

Gilberto Freyre nació el 15 de marzo de 1900 y falleció el 18 de julio de 1987. Su itinerario vital recorre el corazón del siglo XX. Su padre, Alfredo Freyre, era juez de derecho y profesor catedrático de Economía Política de la Facultad de Derecho de Recife. Poseía una biblioteca de autores portugueses donde no faltaban libros de Oliveira Martins o de Antero de Quental, que transmitían una visión ibérica de la historia la civilización ibérica y de las causas de la decadencia de los pueblos peninsulares.

Gilberto Freyre heredó de su padre el orgullo de llevar el apellido gallego Freyre —que significa fraile— en su grafía medieval con la «i» griega. En 1982 el periodista gallego Jesús Iglesias del periódico Faro de Vigo entrevistará en Recife a Gilberto Freyre, y relatará la siguiente impresión: «Freyre tiene algo de viejo labrador de Betanzos».

Su madre, Francisca de Melo Freyre, fue una mujer culta, hija de la aristocracia azucarera. Según Freyre era «pela origem materna, descendente, por via da chamada natural, daquele espanholíssimo fidalgo, Dom Francisco Ponce de Leon, que, no século XVII, estando o Brasil sob o julgo da Espanha, fixou se em Pernambuco».

Fue un niño rebelde que le costó mucho aprender a leer y escribir. Hasta los ocho años solo se expresaba con dibujos. Su abuela murió pensando que su nieto era un discapacitado intelectual. Gilberto se alfabetizó antes en inglés que en portugués. Después del curso secundario en el Colegio Americano Baptista, Freyre viaja en 1918 para los Estados Unidos, permaneciendo allí hasta 1922 entre la universidad de Baylor, en Tejas, y la Universidad de Columbia, en Nueva York.

En Nueva York visita el Museo de la Hispanic Society of América y conoce al salmantino Federico de Onís, director del Instituto de las Españas (Hispanic Institut) de la Universidad de Columbia, donde tendrá contacto con Valle Inclán. Federico de Onís, hijo del bibliotecario de la Universidad de Salamanca y amigo de Unamuno, estudió Filosofía y Letras en la Universidad salmantina, licenciándose en 1905 y en 1915, y fue catedrático de Lengua y Literatura Española.

 Freyre descubrirá por casualidad en Nueva York la obra de Ángel Ganivet y, en particular, su libro Idearium Español, que le me marcarán hasta el punto de considerarse «ganivetista». Freyre lee a los clásicos españoles: Lulio, Cervantes, El Greco, Vives, Velásquez, Gracián y Frei Luís de León. De la Generación del 98, o cercanos a la misma, leerá a Pío Baroja, Ganivet, Unamuno, Azorín, Valera, Galdós y Ortega. Freyre alaba la actitud española de introspección nacional, así como admira al misticismo medieval ibérico de Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.

Recibe la ayuda y los consejos en los Estados Unidos del diplomático Oliveira Lima, que pone a su disposición sus contactos y su gigantesca biblioteca. Oliveira Lima pondrá en contacto al escritor portugués António Sardinha con Gilberto Freyre. El hispanismo de Sardinha, y en especial su ensayo Aliança Peninsular, influenciará profundamente a Gilberto Freyre.

De visita a Oxford, Freyre se convence de la maternidad hispánica del mundo portugués y la necesidad de aprovechar el prestigio de la cultura española para divulgar la cultura luso-brasileña. Se considera un brasileño con «conciencia panibérica».

Al regresar a Brasil, en 1923, de su estancia de 5 años entre Estados Unidos y Europa, Freyre se encuentra un Recife modernizándose, pero sin preservar lo mejor de la tradición. Participa destacadamente del movimiento regionalista y en 1925 coordina el Livro do Nordeste, conmemorativo de los 100 años del Diario de Pernambuco. Solicita a diferentes autores unos artículos, entre ellos el de Brasil, nação hispánica encargado a Antonio Sardinha, que —por la muerte de este—, no fue posible la realización, cuyo título Freyre recuperará para artículos y conferencias propias en los años 60.

En 1957 publicará en España el artículo Notas sobre la Cultura Hispánica en la Revista Cuadernos Hispanoamericanos, que supone toda una declaración de principios de su multidisciplinar hispanismo panibérico. Un itinerario intelectual que irá madurando y que no abandonará hasta su muerte.

A pesar de que Freyre considerará, desde muy temprano de su itinerario intelectual, que el mundo hispano y luso provenían de una misma matriz cultural, en Casa-Grande&Senzala se muestra indeciso sobre si las colonizaciones española y portuguesa en América seguían un mismo patrón antropológico, independientemente de las diferencias en otros órdenes y circunstancias. Es decir, si la actitud del colonizador español en América era también —como la del portugués— proclive a la interpenetración de culturas.

Freyre había conocido las herencias hispanas en California, pero hasta después de la publicación de Casa-Grande&Senzala (1933) no conocerá Paraguay, Perú o Venezuela. Una vez que conoció las diferentes realidades hispanoamericanas, y estableciendo diferencias de grado, finalmente su iberismo metodológico también se confirmará en el ámbito puramente antropológico. Será a partir de 1956 cuando establezca una unidad antropológica —con matices— de la acción colonizadora ibérica con el lanzamiento del término «hispanotropicología». Este término será desconocido en Portugal porque el Instituto de Cultura Hispánica era censurado en los tiempos de Salazar y porque Adriano Moreira, el principal referente institucional del lusotropicalismo, no quiso divulgarlo y —en gran medida— lo silenció.

En total en la hemeroteca del Diario de Pernambuco hay 29 referencias a la hispanotropicología. El 10 de julio de 1956, en la inauguración de los cursos de verano de El Escorial, ciudad donde Felipe II de España (I de Portugal) gobernó el mundo ibérico, símbolo del barroco hispánico, Freyre habló sobre «algunos aspectos de la colonización europea de los trópicos: el método ibérico y otros». Sin embargo, la presentación explícita de la hispanotropicología, unos meses después, fue en una conferencia, titulada Em torno ao esforço franciscano no Brasil, en el claustro del convento franciscano de Santo Antonio de Recife en la noche del 26 de octubre de 1956, por ocasión de las conmemoraciones de los 350 años de la fundación del convento (1606). Freyre afirmará que «o convento é tão de Recife que sem ele não se concebe a paisagem, a vida ou a cultura recifense, é mais que história é intra-história«, como diria Unamuno. «Foi sobre esta pedra que se edificou a civilização recifense«. Esa presencia es un «estar sendo«, según dice Gilberto de modo orteguiano.

El viaje a España de 1956 influyó en el lanzamiento y la generosa difusión del concepto de lo hispanotropical, como ampliación de lo lusotropical, en diferentes publicaciones y conferencias, que aparecerán reunidas en el libro A propósito de frades, publicado por la Universidad de Bahia en 1959 con subtítulo: Sugestões em torno da influência de religiosos de São Francisco e de outras ordens sobre o desenvolvimento de modernas civilizações cristãs, especialmente das hispânicas nos trópicos. Desde ese momento considerará a Brasil como dóblemente hispánico (ibérico), tanto por su formación ibérico-portuguesa, como por su formación ibérico-española durante la Unión ibérica de Coronas, conocido como periodo filipino por los Felipes, de 1580-1640, un periodo clave para la formación cultural y territorial de Brasil. Fue Felipe II quien envió a sus admirados franciscanos.

Uno de sus discípulos más cercanos, Marco Aurélio de Alcântara, del equipo de investigadores del entonces Instituto Joaquim Nabuco (posteriormente Fundación), presentó en Espanha Las bases de una Hispanotropicologia: el concepto de tiempo en el arte y la vida hispánicas en diciembre de 1958 en la cátedra de Filosofía social de la Universidad de Madrid. Texto que llegó a ser leído y reconocido en su exilio por Américo Castro, amigo del maestro de Apipucos.

La antropología de Iberoamérica, estudiada hoy en día en la Universidad de Salamanca, estaría dentro del concepto teórico de la hispanotropicología, sin embargo, la hispanotropicología tiene más elementos que trasbordan la antropología, constituyendo un conjunto de ideas sistemáticas que podemos llamar como idearium filosófico.

La hispanotropicologia es una sistemática de estudio teórico, aplicable dentro de una posible tropicología como sugestión de aspiración de ciencia por desarrollar, cuyo presente es de un campo de estudio aún difuso. La tropicología es también tropicalismo. Materialmente es el Seminario interdisciplinar de la Fundación Joaquim Nabuco, con más de 400 ediciones, y la revista Ciencia & Trópico, publicación semestral desde 1973. La tropicología es interpenetración de culturas e interculturalidad. Es el barroco. La tropicología es «filosofía antropoecológica», un moderado «relativismo cultural» boasiano a la brasileña (para quien no le guste el término puede usar realismo humanista), con una contribución científica para la epistemología, tanto en la perspectiva del «tiempo tribio» como en el «equilibrio de contrarios», haciendo uso de las paradojas como su admirado Chesterton. Y también una contribución humanista para la ética ecológica, cristocéntrica e intercultural de los pueblos hispanotropicales, teniendo como paradigma la actitud del franciscanismo. De esa forma podemos decir que el tropicalismo es hispanotropicología, sin embargo, no toda hispanotropicología es tropicalismo.

Toda una filosofía hispánica

Tropicalismo es el conjunto de saberes literarios y estéticos expresionistas al servicio del conocimiento de los trópicos, es decir, de la tropicología. Tropicalismo, también, es política, pero no de tipo salazarista. Es política conservadora, revolucionaria y paniberista. Tropicalismo puede ser entendido como la valorización de la cultura negra y amerindia (melanismo). Es la aptitud del colonizador ibérico de aprender de ellas, incorporando la cultura del otro, la del subalterno en la cultura dominante, incluso sin ser consciente de ese proceso. En ese sentido la tropicalidad tiene una conexión con la mediterraneidad medieval y antigua. El endiosamiento de la belleza de la mulata, con ciertos riesgos de lo que puede interpretarse como una hipersexualización de la morenidad o un paternalismo. Freyre se deleita con una vinculación en la cabeza de los conquistadores donjuanistas ibéricos de la belleza morena de las princesas moras con las princesas ameríndias, negras y mulatas. La búsqueda del paraíso en las Américas.

En Casa Grande & Senzala, el maestro de Apipucos llama la atención sobre las influencias andalusíes en el sustrato cultural ibérico, incluyendo su catolicismo. Asimismo, menciona la experiencia medieval del Otro entre cristianos, judíos y musulmanes, y las presencias sefardíes y moriscas en Brasil. Al-Ándalus llegó a América tanto a través de diferentes expresiones culturales, presentes en cultivos, tecnologías del agua, arquitecturas y gastronomía, como a través de variadas expresiones sociológicas, presentes en el patriarcalismo, la poliginia, la mixofilia, la hipersexualización de la morenidad, el ecumenismo, la interpenetración de culturas, el misticismo franciscano y las visiones del Paraíso, entre otros. Sefarad también llegó a América, con especial relevancia en Recife, ciudad natal de Gilberto Freyre.

En la VIII Reunión del Seminario de Tropicología, en 1980, Gilberto Freyre explicó que, en su itinerario tropicalista, primero creó «o conceito de lusotropicalismo, depois desdobrado em Lusotropicologia, alargado em Hispanotropicologia e parte vital de uma reformulada, sob perspectiva inovadoramente existencial, Tropicologia«.

Dentro de su itinerario biográfico y bibliográfico destaca la visita a España de 1956, por invitación del Instituto de Cultura Hispánica, que supuso un relanzamiento del viejo interés antropológico de Freyre en España de los años veinte y treinta. Después de un período de distanciamiento por la política falangista de la postguerra, los conservadores católicos, ahora en el poder dentro del régimen franquista y, en particular, en el Instituto de Cultura Hispánica, se entusiasman con el hispanismo brasileño de Gilberto Freyre. Incluso Freyre es invitado en dos ocasiones para dar el discurso el día de la hispanidad en España que finalmente no pudo llevarse a cabo por cuestiones de agenda y económicas. A Freyre le nombran miembro de honor del Instituto de Cultura Hispánica y da conferencias en Bahía y Pernambuco sobre la hispanidad. Fue invitado al séptimo centenario de la Universidad de Salamanca y al Congreso de Cooperación Internacional en Santander. En ambos casos no pudo acudir.

En el verano de 1956 visitó España a invitación del Instituto de Cultura Hispánica. Aterrizó el 25 de junio y se hospedó en el hotel Menfis de Madrid, en plena Gran Vía. Pasó por las ciudades de El Escorial, Toledo, Ávila, Segovia y Salamanca. En Toledo contemplo el Alcázar aún en ruinas por la guerra civil e interactuó con vendedores ambulantes. En Ávila visitó su muralla y la Iglesia San Pedro Apóstol. En Segovia, su acueducto romano. En Salamanca dio un paseo con el rector Antonio Tovar, conoció la Cueva de Salamanca, visitó la Casa Museo de Unamuno y el aula de Fray Luis de León, experiencia que dejó escrita en el artículo Revendo Salamanca.

Gilberto dio una conferencia en El Escorial, en los cursos de verano de la Universidad Central de Madrid (Complutense), una conferencia que aparecerá parcialmente en el libro Integração portuguesa nos trópicos y será noticia del diario ABC el 10 de julio de 1956. Fue recibido por el ministro de exteriores, Alberto Martín Artajo, participando de un banquete ofrecido en su honor y el del escritor argentino Enrique Larreta. Freyre visitó el monasterio de El Escorial, se fijó en el escudo de Felipe II, del tiempo de la unión ibérica, así como conoció su biblioteca.

A modo de conclusión, diré lo que Freyre nos dejó de legado es la necesidad de reconocer la existencia de una macroárea cultural panibérica que conlleva una potencialidad geopolítica. La voluntad y perspectiva iberista siempre estuvo presente en su análisis histórico, cultural, lingüístico y literario, como lo demuestran sus ideas sobre el donjuanismo, el regionalismo, el bilingüismo, el misticismo y el ensayismo. Sin embargo, mantuvo ciertas ambigüedades iberistas —en la perspectiva antropológica y geopolítica— hasta la mitad de la década de los cincuenta, momento en que —finalmente— Gilberto confirma su iberismo antropológico y geopolítico y desarrolla su iberismo filosófico con sus propuestas de:

  • Hispanotropicología (en sentido estricto) como unificador del patrón antropológico mixófilo en el marco ibérico de una sistemática de estudio y un paradigma franciscano.
  • Hispanidad Panibérica (federación de cultura entre países de lengua española y portuguesa), con su adhesión al ideario del Instituto de Cultura Hispánica, en gran medida materializado en la Comunidad Iberoamericana de Naciones, cuatro años después de la muerte del maestro de Apipucos.
  • Humanismo Científico y Filosofía Hispánica del Tiempo, cuyas hipótesis se inician los años cincuenta, se desarrollan en los años sesenta y se publican predominantemente en los setenta (Más allá de lo moderno y O Brasileiro entre os outros hispanos).

Incluso poco tiempo después de defender mi tesis sobre Gilberto Freyre y España, en Salamanca, de organizar un evento sobre los 50 años de la visita institucional a Salamanca y de convocar a numerosos investigadores en un congreso freyriano en Salamanca pocos días antes del confinamiento, mi director de tesis, Mário Hélio Gomes de Lima descubrió este texto de Freyre —en el Diario de Pernambuco del día 5 de marzo de 1967— que confirmaba totalmente mi hipótesis:

«Estarei pleiteando uma homenagem da Universidade espanhola de Salamanca? É outra pergunta que me faz outro curioso, atento a atualidades ibéricas. Respondo que não: de modo algum. Não pleiteio – nem pleiteei – nem cargos nem honrarias nem homenagens nacionais ou estrangeiras, acadêmicas ou governamentais. O que disse a amigos espanhóis, a propósito de um possível reconhecimento, da parte da Espanha, DO MEU, NA VERDADE, CONSTANTE E INTENSO IBERISMO, foi que, nesse caso, a homenagem que mais estimaria, não seria nenhuma, convencionalmente oficial ou acadêmica, mas a que procedesse da Universidade de Salamanca, impregnada do espírito castiçamente ibérico, na sua própria independência quixotesca, do meu queridíssimo Unamuno».

Tras el frustrado honoris causa en vida, queda pues mi tesis como una reparación y un homenaje de España a Gilberto Freyre.

Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Salamanca, coordinador del periódico ibérico ELTRAPEZIO.EU y especialista en iberismo, Gilberto Freyre, neobarroco, iberofonía, Brasil y Portugal. Tiene un blog llamado 'Observatorio de Geopolítica Panibérica'.

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