Menuda tabarra nos han dado los zurdos durante la Eurocopa. La presencia de dos magníficos jugadores como Nico Williams y Lamine Yamal les ha servido para tratar desde todos los medios subvencionados su mensaje de que la “diversidad” nos hace mejores como sociedad. Por unos días, el discurso que promueve la inmigración descontrolada ha orillado los argumentos economicistas de “vienen a pagarnos las pensiones” y “hacen los trabajos que los españoles no quieren” por el deportivo de “meten los goles que nosotros no metemos”.
La UEFA participó en la campaña con un tuit en X en el que anunciaba el pase a la final de la selección española con la imagen de los dos únicos jugadores no blancos. Los demás, como Dani Olmo, Mikel Oyarzábal o Dani Carvajal, eran cancelados. Porque la Eurocopa ha tenido un mensaje ideológico clarísimo: subrayar los supuestos beneficios de la multiculturalidad.
Quien crea que esta avalancha de expresiones (“¡Sus padres vinieron de Ghana!”, o “son tan españoles como Abascal”) es casual o consecuencia del entusiasmo, debería abandonar la inocencia de una vez y darse cuenta del mundo en que vive, un mundo en el que esos mismos jugadores pasan de ser abanderados de la nueva España mestiza a unos maleducados que no muestran respeto al presidente Sánchez, del que emana todo bien.
Pareciera que la mayoría de los españoles no hubieran visto negros hasta este verano, cuando lo cierto es que en la España de hace unos sesenta años había legisladores negros y musulmanes. Aunque a los politólogos de la Complutense, les sorprenda, la historia no comenzó cuando ellos abandonaron sus despachos para entregarnos el fuego y la rueda.
LEGISLADORES GUINEANOS
Como ya hemos contado aquí, España gobernó hasta la segunda mitad del siglo XX territorios en África, que el régimen franquista convirtió legalmente en provincias y, en condición de tales, tuvieron representación en las Cortes.
La Guinea española se dividió en 1959 en dos provincias, la isla de Fernando Póo y Río Muni, la parte continental; y cada una con su diputación y sus ayuntamientos. Al año siguiente se constituyeron las diputaciones y se eligieron a los procuradores de ambos territorios para las Cortes.
Algunos de ellos fueron Wilwardo Jones Níger (primer nativo en ser alcalde de Santa Isabel, luego Malabo), Federico Ngomo Nandong, Pedro Lumu Matindi, Abilio Balboa Arkins, Pedro Ekong Andeme, José Nsue Angue, Andrés Moisés Mba Ada…
Entre éstos, destacó por su actividad y su muerte Enrique Gori Molubela (1923-1972). Después de la independencia de Guinea, concedida en 1968, la dictadura de Francisco Macías Nguema le acusó en 1969 de conspiración y le condenó a 25 años de cárcel; murió encarcelado en 1972.
Una sobrina suya, Rita Bosaho, nacida en 1965, fue diputada por Podemos y entre 2020 y 2023 desempeñó la Dirección General para la Igualdad de trato y Diversidad Étnico Racial del Ministerio de Igualdad.
Las Cortes orgánicas no eran un Parlamento electo como los de las democracias occidentales, pero no deja de llamar la atención que un régimen autoritario militar admitiera parlamentarios africanos cuando el primer legislador negro en el Capitolio de Estados Unidos fue el senador republicano por Massachusetts, Edward Brooke, que ocupó el escaño entre 1966 y 1979, más tarde que los procuradores guineanos.
LOS MUSULMANES ADICTOS A FRANCO
La relación de los españoles con los marroquíes ha pasado a lo largo de la historia por fases de amistad y, también, de enfrentamiento, pues ambos países se encuentran separados por una frontera entre religiones y civilizaciones.
Durante los años que España desempeñó, junto con Francia, el protectorado en Marruecos, el Gobierno reclutó a miles de marroquíes para el Ejército y la Administración civil. En 1911 se fundó el cuerpo de Regulares, de tropa indígena y oficialidad española. Todavía existe y es la unidad más condecorada del Ejército español, por encima de la Legión.
En la guerra civil (1936-1939), el bando nacional contó con unos 70.000 marroquíes reclutados en Marruecos y en Ifni, con los que formó en 1937 el Cuerpo de Ejército Marroquí. El general Franco puso al mando al general Juan Yagüe. Entonces, los mensajes contra los marroquíes provenían del bando del Frente Popular. Los socialistas, comunistas y peneuvistas les acusaban de cometer asesinatos, saqueos y violaciones sin fin, hasta de profanar cadáveres. Hoy invitan a sus descendientes a instalarse en España.
Franco contaba para su protección personal con la Guardia Mora, con la que aparecía en desfiles. Sus miembros se reconocían porque, fuesen a caballo o a pie, vestían vistosa capas y turbantes. Cuando concluyó el protectorado sobre Marruecos en 1956, la Guardia fue disuelta. Muchos de sus miembros se quedaron a vivir en territorio español, fuese en Ceuta, en Melilla o en la Península, y todos ellos percibieron pensiones del Estado español por sus años de servicio.
El más ilustre de esos militares fue Mohammed ben Mizzian (1897-1975), al que apadrinó Alfonso XIII para que ingresara en la Academia de Infantería de Toledo; se cambió el reglamento interno, que sólo permitía la incorporación de cadetes católicos. Ya licenciado, fue amigo y subordinado de Franco. En la guerra mandó la I División Navarra. Y en la paz recibió más recompensas de su amigo: comandante General de Ceuta, ascenso a teniente general, capitán general de Galicia y de Canarias. Después pasó al servicio de la monarquía alauita. El rey Hassán II le envió a España como su embajador.
A las Cortes también se incorporaron personalidades saharauis. Los dos primeros parlamentarios saharauis, ataviados con túnica y fez fueron Uld Aumed Brahim Uld Abdel Lae y Jatri Uld Said Uld, que en julio de 1963 juraron sus cargos sobre el Corán.
Jatri uld Said uld Yumani presidió la Yemáa, la asamblea de los saharuis y también regresó a las Cortes en la condición de designado por el jefe del Estado. En 1975, durante la crisis provocada por el deseo de Hassán II de Marruecos de anexionarse el Sáhara, desertó y se presentó en Rabat.
Por tanto, en las Cortes franquistas en los años 60 hubo parlamentarios africanos, unos de ellos musulmanes, en representación de la provincia del Sáhara, y otros negros católicos que provenían de la Guinea española. Franquismo multicultural.
LA IDEOLOGÍA RACISTA
Todos los pueblos han considerado que los demás, sobre todo los vecinos o con los que mantenían disputas (por territorios, por mujeres, por comercio…) eran de menor calidad. Basta leer la Biblia. Los ingleses protestantes presentaban a los españoles, a los que envidiaban su imperio, como lujuriosos, violentos, perezosos y, que es lo que se pretendía, inmerecidos propietarios de las colonias que gobernaban.
El racismo como ideología elaborada para las masas aparece en el siglo XIX, para justificar el colonialismo y la eliminación de poblaciones atrasadas en nombre del progreso. La novedad sorprendente es el racismo antiblanco practicado por los blancos, estos sí, privilegiados.