El triunfo de Herbert Kickl, líder del Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), ha supuesto la apertura de una batería de preguntas sobre si su victoria significa el triunfo de una formación neonazi tras el fin de la Segunda Guerra Mundial.
El final del conflicto trajo la desnazificación de los territorios ocupados y la separación de Austria del resto de Alemania, que quedará dividida a su vez en dominios anexionados a la URSS y la República Popular de Polonia, y bajo ocupación que darán lugar a la República Federal de Alemania (democracia parlamentaria) y a la República Democrática de Alemania (democracia popular o comunista). En la pequeña Austria, entre los partidos que pudieron fundarse estuvo la Federación de los Independientes (Verband der Unabhängigen) fundada, en Salzburgo el 25 de marzo de 1949 por Herbert Alois Kraus, un economista liberal, que la lideró hasta 1952. La formación recuperó el discurso nacionalista liberal y pangermanista, recogiendo un importante voto del nazismo sociológico, que sin posibilidades de organización se acercó a la única formación no católica ni socialista existente en el arco parlamentario. Este hecho provocará problemas internos entre los verdaderos liberales y excombatientes vueltos de los campos de concentración con un discurso más nacionalista y social.
La aparición el 7 de abril de 1956, del Freiheitliche Partei Österreichs (FPÖ), por disidentes de la anterior formación como Anton Reinthaller, Friedrich Peter y Emil van Tongel, que mantuvieron las dos almas en la formación, con un protagonismo mayor del liberal democrático, similar a la FDP de la Alemania Federal. Su labor será semejante, como partido bisagra, siendo determinante en la llegada del socialista Bruno Kreisky al poder en 1970. El FPÖ será el representante oficial de la Internacional Liberal en el país danubiano. Sin embargo, sus escasos resultados hacían peligrar su supervivencia parlamentaria al situarse entre un 5 y un 7 %, aunque formase parte de los gobiernos socialdemócratas del SPÖ.
Esta situación cambiará con la irrupción en el campo político de Jörg Haider, un joven dirigente liberal que se convirtió en el nuevo líder el partido y orientó la formación hacia un populismo nacionalista pangermanista con un discurso de democracia directa que le llevó a duplicar sus resultados en las elecciones legislativas de noviembre de 1986, pasando del 4,98% al 9,72%; y en octubre de 1990 al 16,6%. Sin embargo, su éxito electoral se verá castigado con la expulsión de la Internacional Liberal y la escisión de su ala liberal. En 1994 el nuevo FPÖ llegó al 22,50% y 42 diputados, y dos años después llegaba al 27,53% en las elecciones al Parlamento Europeo. El discurso del éxito era un liberalismo económico de tipo “reganiano”, al mismo tiempo de un conservadurismo moral profamilia que intensificó como presidente de la región de Carintia, tradicionalmente cuna de del pangermanismo austriaco desde finales del siglo XIX.
En 1999 el FPÖ de Jörg Haider consiguió llegar a ser la segunda fuerza política del país y conformar un gobierno de coalición con los democristianos del ÖVP de Wolfgang Schüssel. No obstante, el precio había sido la ausencia de su líder en el ejecutivo federal, quien se mantuvo como presidente de Carintia. La bicefalia del partido con Sussanne Riess-Passer, como vicepresidente del gobierno austriaco y Jörg Haider causó una profunda crisis interna que trajo la reducción del voto a un 10 %, aunque se mantuvo como partido gubernamental junto a unos mayoritarios democristianos. El resultado será la salida de Jörg Haider de la formación y la creación con sus seguidores de un nuevo partido populista en el 2005, la Unión por el Futuro (Bündnis Zukunft Österreich – BZÖ). Su relevo como presidente del FPÖ será Heinz Christian Strache, quien inició la relación del partido con los miembros del grupo parlamentario europeo Identidad, Tradición, Soberanía, donde estaban los representantes del Vlaams Belang, el Front National, los italianos de Alternativa Sociale y el Movimento Sociale Fiamma Tricolor, y los británicos del UKIP.
El FPÖ irá recuperando el espacio perdido. En el 2008 obtiene un 17,54% y 34 escaños, y su escisión, el BZÖ un 10,7% y 21 escaños. Sin embargo, es el año de la muerte de Haider en un accidente automovilístico que marcará la futura desaparición de su formación con el tiempo. En las elecciones legislativas de 2013, el FPÖ llegó al 20,55% con 40 escaños, aunque cada vez con mayores problemas judiciales, por las declaraciones antiinmigración de sus dirigentes, que empezaron a ser acusados de usar un lenguaje neonazi por su carácter racista, aunque se declarasen amigos del Estado de Israel, firmasen la «Declaración de Jerusalén» en el 2010, donde reconocían que la ciudad, tres veces santa, debía ser la capital del estado hebreo. En el 2017 el FPÖ volvió al poder en coalición con el ÖVP democristiano, liderado por un joven Sebastian Kurz, donde Heinz Christian Strache fue su vicepresidente. Sin embargo, Strache tuvo que abandonar sus cargos en el gobierno y en el partido por unas grabaciones de una conservación tenida en sus vacaciones en Ibiza donde se le relacionaba con un caso de corrupción. En el liderazgo será sustituido por Norbert Hofer, quien había sido ministro federal de Industria, Innovación y Tecnología en el gobierno de coalición, hombre moderado, que subrayaba los valores cristianos en sus discursos, es protestante, y era activista en el asociacionismo de discapacitados. Hofer tiene problema de movilidad procedente de un accidente automovilístico.
Hofer mantuvo al partido dentro de unos resultados aceptables, potenciando un fuerte discurso antiislámico, como una religión contraria al espíritu europeo y difícil de integrar. No obstante, su línea moderada, muy cuidadosa con las expresiones que debían darse ante los medios de comunicación chocaba con la línea representada por Herbert Kickl, antiguo ministro de Interior en el gobierno de coalición de 2017 al 2019, más favorable a un discurso más duro y radical para conectar con el desencanto social de la población con los partidos políticos. Kickl fue uno de los miembros del círculo interno de Haider y autor de sus discursos más incisivos. En el 2021 conseguía desplazar a Norbert Hofer y hacerse con el liderazgo de la formación derechista.
Herbert Kickl hizo su discurso principal contra las vacunas del covid-18, negándose a vacunarse y a llevar una mascarilla. También ha llevado una línea de neutralidad en el conflicto de la guerra de ucrania, que lo sitúa en los medios de comunicación como prorruso, aunque sea por la dependencia energética de la Federación rusa. A nivel internacional tiene relaciones estrechas con la AfD alemana y fue uno de los miembros más fieles a Marine Le Pen en el grupo ID. Sin embargo, cuando los buenos resultados para el parlamento europeo respaldaron el auge de su formación, formó con el húngaro Viktor Orban y el checo Andrej Babiš el equipo fundacional de un nuevo grupo parlamentario, Patriotas por Europa, donde finalmente se integraron gran parte de los miembros de su antigua formación de ID. Poco después, en octubre, en las elecciones legislativas el FPÖ llegaba por primera vez en su historia a ganar unas elecciones con el 29,2% de los votos, superando a los conservadores del ÖVP (26,5%), y a los socialdemócratas del SPÖ (21%). Herbert Kickl ha hecho historia, pero su persona esta vetada para ser canciller, y únicamente con el ÖVP, del cual procede casi todo el espectacular ascenso del voto que ha obtenido la formación azul, tiene un mínimo de posibilidades de ejercer de nuevo el poder.