William Strauss y Neil Howe son dos académicos estadounidenses creadores de la Teoría Generacional, esa que nos dice que la sucesión de generaciones en el poder y la degeneración del orden, del Establishment y del pensamiento dominante ponen en peligro la existencia misma de la nación, ya sea en su naturaleza étnica, como es el caso de España, que vimos, o como nación política, caso de a Polonia y a los bálticos. Dicha crisis existencial ocurre cada cien años, más o menos.
La anaciclosis es una teoría, descrita por Polibio, que trata la sucesión cíclica de regímenes políticos producto de la degeneración de los mismos. Como tras la crisis existencial no siempre hay cambios de régimen pero si de orden, no explica un patrón de cambio y no circunscribe el cambio a un lapso de tiempo, la Teoría Generacional es superior, como hemos comprobado quienes la falsamos. Howe y Strauss no usan el término anaciclosis; sin embargo, nosotros lo mantenemos como sinónimo de degeneración cíclica, tal como lo explicaba magistralmente el sabio Dalmacio Negro.
Por otro lado, los estadounidenses son muy dados a aplicar el conocimiento del mundo académico y de las ideas, como se puede comprobar en el diseño de su Constitución y también con la Teoría Generacional, como hace Steve Bannon, ex asesor de Trump e ideólogo del movimiento MAGA. En ese sentido, la muerte de EE.UU. vendría hoy por una combinación de fronteras abiertas, por el daño demográfico por distintos medios y por el fraude electoral, que en 2020 fue más que evidente.
Como nación política, EE.UU. nace por su deseo de «libertad política colectiva», que simplemente significa que el ser humano, al ser libre (por don de Dios, según su Declaración de Independencia) solo tiene autoridades legítimas si éstas son elegidas directamente o a través de representantes, por ello, el «progresivismo» (o progresismo) es enemigo mortal de EE.UU. (y de todas las naciones) ya que, como demostramos, busca imponer «que gobierne una aristocracia socialista y los votos no cuenten», algo palmario en la UE.
«El espíritu de un tiempo»
Que es una de las traducciones de «zeitgeist«, o también «espíritu de un siglo», aunque yo prefiero llamarlo «pensamiento dominante», uno que viene a ser la actualización de la cosmovisión propia de la nación a los tiempos (al siglo, al ciclo) que vive. Funcional con el orden al principio pero que, con la anaciclosis, con la enfermedad degenerativa, se vuelve aberrante, disfuncional, suicida, así, el zeitgeist actual, el progresivismo/progresismo, que ha degenerado en globalismo y wokismo, está destruyendo a las naciones.
Históricamente, no es fácil librarse del zeitgeist. En un programa de «Debates Abiertos» sobre el Régimen del 78 decíamos que «sin trauma no hay metanoia«, cambio de rumbo vital, y no digamos sitos donde si usas el término «patria», tierra de los padres, eres objeto de burla. Parece que en España y en Europa hacen falta más acuchillamientos, atropellos masivos, violaciones, iglesias quemadas, etc. para que cambie el «zeitgeist»; todos hechos previsibles y evitables que no atajarán ni PP ni PSOE, como todos sabemos, de forma que quienes les voten son cómplices de esos crímenes y todo por anteponer su ideología a la existencia de la nación.
En EE.UU., aparte de lo anterior, han tenido ataques a la libertad de expresión, el robo de las elecciones en 2020 o los intentos de asesinato de Trump. Hablamos de procesos complejos que llevan tiempo para reaccionar (o no), como cuando advertimos en 2013 que «Los franceses vivían en la fantasía fiscal» y, recientemente, su deuda se valoró como la griega; o cuando alertábamos en 2015 de la amenaza existencial en el sur y proponíamos soluciones (hoy válidas) que habrían evitado tantas tragedias (y las que faltan), porque, por lo visto, «sin trauma no hay metanoia».
En el anterior cambio de ciclo generacional, los estadounidenses, por un liberalismo mal entendido, que Theodore Roosevelt intentó corregir sin éxito, terminaron produciendo el crack de 1929, la caída del sistema económico y la Gran Depresión. Todo un trauma.
Orden imperante.
Aquí nos referimos a un conjunto de instituciones y relaciones existentes, de forma de vida, que abarca no solo lo social, sino también lo cultural, político, religioso, etc. Algunos ejemplos paradigmáticos de esto y los cambios tras la crisis cíclica serían la Alemania de Hitler, la Italia de Mussolini (hay cambios fallidos) o los post-soviéticos de Rusia, Europa del Este, etc.
El orden actual de EE.UU. es socialdemócrata y para ilustrarlo con números, que el aspecto teórico está muy bien pero luego vienen las facturas, solo hay que ver (siguiente gráfica) el cambio en la proporción de las fuentes de recaudación del Gobierno Federal (que era pequeño), que en el orden anterior (hasta 1934) al actual se pagaba, salvo los millonarios, poco en impuesto sobre la renta (color azul en la gráfica) y poco por Seguridad Social (color morado) y se recaudaba mayoritariamente por beneficios corporativos (verde oliva), activos (aguamarina) y en la producción y aranceles (color rojo).
Franklin D. Roosevelt, que gobernó de 1933 a 1945, cambió la fiscalidad radicalmente para costear su Seguridad Social, Sanidad Pública (Medicare y Medicaide), el seguro al desempleo y muchos otros programas federales nuevos, propios o copiados de las propuestas de Theodore Roosevelt y de los Gobiernos liberales británicos, cambiando el orden tras el trauma de 1929. En 2024, pasados noventa años, con la anaciclosis terminal del monstruo federal, usaban un firma automática dada la incapacidad de Biden.
Anaciclosis y crisis fiscal.
En 2012, cuando el boomer Rajoy se ponía estupendo subiendo impuestos para cuadrar el desastre fiscal de los también boomers Aznar, pero sobretodo, Zapatero, y que hoy empeora la Generación Sociópata de la UE con la inmigración salvaje, analicé las subidas de IRPF comparándolas con la experiencia estadounidense y mi conclusión y advertencia fue clara: si no se cambia el orden, las cosas se pondrán peor; cayó en saco roto porque «sin trauma no hay metanoia», ya saben.
Pero no todos fracasan —¡afortunadamente!– y en Estados Unidos, donde por su sistema electoral sí hay Sociedad Civil, una organización, la Heritage Foundation, ha conseguido que Trump, el Movimiento Maga y en especial ese arquetípico de la Generación X (en 2016 la denominé Generación Tesla), Elon Musk, sean conscientes del problemón fiscal al que se enfrentan (y de otras cosas). Allí podría haber «metanoia sin trauma» nacional, aunque Trump recibió un balazo y a Tesla le queman concesionarios.
No suelo utilizar gráficas de terceros, pero siendo una excelente ilustración de la Heritage Foundation y estando disponible en un espacio de dominio público, espero que no les moleste que la use. Es la siguiente, en ella pueden ver, por partidas, en la columna de la izquierda, como debe ser contablemente, los gastos y en la de la derecha, los ingresos. El desfase anual del presupuesto en 2024, que se cubre vía deuda, es mayor que el PIB anual de España, unos 1,8 billones (europeos) de dólares, casi un 7% de su PIB, en un momento del ciclo en que debería tener superávit fiscal. Imaginen que Ustedes, en su mejor momento productivo, ganan 49.180 euros al año pero gastan 67.500; careciendo de otros recursos, tarde o temprano, o se ajustan o quiebran.
Anaciclosis y Establishment.
Este es el tercer elemento y, si hacemos una búsqueda rápida en Grok, tenemos una defunción de Establishment que a los fines de hoy estimo es sufriente: » … grupo o clase de personas que tienen poder, influencia o autoridad en una Sociedad, institución o sistema y que suelen mantener su status quo para proteger sus propios intereses«. Son los que deciden/mangonean las naciones. Hay que pensar que hablamos de un colectivo enrome, mucho más extenso que la llamada «oligarquía», o que la extinta «nomenclatura», va del Estado profundo (hoy mayoritariamente progresista), que Trump conoce muy bien, a grandes corporaciones, normalmente monopolios y oligopolios, medios de comunicación grandes y pequeños, públicos y privados, funcionarios, fuerzas de seguridad públicas, sustractores de rentas públicas, partidos políticos, sindicatos, lobbies, autoridades religiosas, el mundo académico, artistas, organismos internacionales, etc. Por supuesto hay una jerarquía, no es igual la elite que las «charos»; de lo que casi no hay en España es autónomos.
Todos ellos han ido arruinando la vida de innumerables personas por la sola sospecha o creencia de que podrían ir contra ellos, contra el pensamiento dominante o contra el orden imperante y su narrativa, siendo el caso de la anulación de las elecciones rumanas por Bruselas —Thierry Breton dixit— y sus cipayos, defendido por sus lacayos en la red, un ejemplo palmario. Aquí en España están ahora todos contra VOX, destacando el boomer «Lo-Santos» como el más entusiasta de todos.
Mi conclusión del Establishment de España es que la consideran su finca y a nosotros su ganado. Ya sé que hay gente buena, pero a efectos prácticos no existen o hacen de vaselina para el crimen de lesa patria que cometen. Es el peor de nuestra historia y merece la condenación eterna; si no piensen en el 11M, la DANA de 2024 o nuestra demografía. En EE.UU. ha ido mejor y, tras el balazo a Trump, parece que se ha fracturado, optando una parte por el «Fourth Turning», por el cambio.
DOGE y ajuste gubernamental.
Musk viene con el DOGE (Departamento de eficiencia gubernamental), que me recuerda a una propuesta que hice hace muchos años, llamada «unidades dinámicas de información», pensada para empresas muy burocratizadas y que en su primera iteración encontró que alguien, en una petrolera pública, había importado de Texas una carísima silla de montar a caballo. Por supuesto, Musk ha encontrado cosas infinitamente peores (caso Departamento de Educación, u otras), ya algún iluso quiere copiarle aquí.
El DOGE (habría mucho que hablar, como que su propia existencia baja los tipos de interés) es imprescindible, urgente; al principio es muy productivo pero hay que ir a más y ahí Trump hace mucho, porque el orden interno y el externo de la Pax Americana original, con su arquitectura económica, les está arruinando. La búsqueda de ingresos y la reducción de gastos explica perfectamente muchas de las acciones de Trump y, para España, defender nuestros intereses en la Nueva Pax Americana es perfectamente posible.
Entre los analistas del Establishment suele decirse que EE.UU. no está tan mal, porque el endeudamiento es parecido (analogía irracional) al de Francia (o Reino Unido), lo cual es falso y además tiene peor previsión, como pueden ver en la siguiente gráfica. Estos «expertos» (copia y pega), como con la inflación, son peligrosísimos.
Lo correcto al analizar el endeudamiento público y hacer comparaciones es considerar el peso del Estado en la economía y como pueden ver (siguiente gráfica), siendo el del Estado federal de EE.UU. casi la mitad que del sector público francés, podemos decir que, en términos de esfuerzo fiscal, el ajuste es el doblemente difícil. ¿Pero, ha habido alguna potencia hegemónica que hiciera un ajuste semejante en el pasado? Si, el Imperio Británico en tres ocasiones, dos malas y una buena.
Quiebra estatal y Nueva Pax Americana
DOGE va a auditar Fort Knox, que es donde hay una parte importante de las reservas de oro de EE.UU. (la otra parte, junto con la de otras naciones, está en la Reserva Federal de Nueva York; «el segundo distrito»), constituidas en buena parte por lingotes británicos por el pago de aprovisionamientos durante la Segunda Guerra Mundial. Entonces le exigieron el pago en «cash» (oro) por considerar que incumplieron la deuda de la Primera Guerra Mundial y, al ver que se quedarían sin oro y que tendrían que parar la guerra, les hicieron el «Préstamo y Arriendo». Hoy, a pesar de los enormes ahorros del DOGE, ya se planifican recortes en defensa.
Este tema del ajuste y Pax Britannica ya lo exploramos en la serie «Deuda Pública y Pobreza de las Naciones«. Pienso que Estados Unidos debería seguir un enfoque parecido al del Imperio Británico tras las guerras napoleónicas, cuando los «canningitas» cambiaron el orden interno y mundial aplicando distintas terapias a españoles, portugueses, holandeses, indios, chinos, etc. Obviamente hay muchas diferencias, como que EE.UU. padece una «Guerra del Opio» (fentanilo) desde los progresistas Canadá y México, que destruye su demografía.
Finalmente, un aspecto de interés, donde el contraste con España es total y del que, por espacio, solo podemos nombrar, es que los boomers Trump y Kennedy hacen de «gray champions», mientras que los GenX Musk, Marco Rubio –con el que tendríamos un gran activo de no ser por el PPSOE–, John Ratcliffe, J. Lee Greer, etc. lideran el cambio de orden interno y mundial, algo que tendrían que tener muy claro.
En todo caso, dado el crimen progresivo/progresista del «managed decline» y sus psicópatas decrecentistas que planean destruir la Civilización Occidental, se debe ser implacable. No soy nacionalista, pero ante los enemigos de la patria solo hay un camino: Fight, fight, fight!