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LOS PAÍSES DEL SAHEL CAMBIAN DE ALIADOS

Inestabilidad en la zona; Níger, Mali y Burkina Faso, retiradas del G5, realizan acercamientos a Rusia y China

Mientras los ejércitos ucranianos y rusos siguen combatiendo y algunos gobernantes europeos hablan de la implicación militar de sus países en la guerra, como el francés Macron, Moscú no permanece quieto. El que la OTAN calificó de su flanco sur está sufriendo la presión rusa. El conflicto iniciado en Ucrania en febrero de 2022 por la invasión rusa se está convirtiendo en mundial, aunque por ahora los combates estén limitados a las llanuras ucranianas.

Tres países vecinos en la región del Sáhara, Mali, Burkina Faso y Níger, están gobernados por sendas juntas militares, que además en septiembre de 2023 formaron una alianza para repeler injerencias externas y prestarse ayuda en caso de rebeliones internas. Frente a la CEDEAO, formada por varios países que se extienden entre Senegal y Nigeria, y que ha realizado intervenciones militares en sus miembros, se levanta ya la Alianza de Estados del Sahel.

El último golpe de Estado se produjo en julio del año pasado en Níger. Los militares derrocaron al presidente civil Mohamed Bazoum y la junta que formaron, el Consejo Nacional para la Salvaguardia de la Patria, presidida por el general Tchiani (en la foto), en seguida arremetió contra Francia, que ha mangoneado en la región desde la independencia de esas repúblicas. En diciembre, se retiraron los últimos militares y civiles franceses.

Níger es un país capital en la estrategia de la OTAN en África, pues en él hay dos bases aéreas de Estados Unidos, una en la capital, Niamey, y otra en Agadez, el centro del país. Ésta, operativa desde 2018, es la más importante; su coste de construcción superó los 100 millones de dólares; y los militares y técnicos destinados en ella operan drones de alta tecnología para atacar a militantes del Estado Islámico y de Al Qaeda. El personal militar destinado en ambas y en la embajada rondaba los 1.100 individuos a finales de 2023.

El Gobierno de Biden ha tratado de mantener buenas relaciones con la junta, pero suspendió la ayuda humanitaria. A principios de marzo, una delegación de diplomáticos y militares, encabezada por la subsecretaria para África de la Secretaría de Estado y el general al mando del AFRICOM, viajó a Niamey y se reunió con el presidente del país para tratar de mantener la cooperación.

PRIMERO FRANCIA, LUEGO EEUU

A pesar de la visita, el 16 de marzo, la junta nigerina anunció que rompía con efecto inmediato el acuerdo militar con Estados Unidos y ordenaba la retirada del personal militar y civil, así como el abandono de las dos bases. Las excusas enunciadas fueron el incumplimiento del protocolo por parte de los norteamericanos y un supuesto veto a la cooperación con Rusia.

Níger, Mali y Burkina Faso se encuentran entre los países más pobres del mundo. Pero por muy acostumbradas que estén sus poblaciones a la escasez, ésta no se aguanta de manera infinita. Estos gobiernos necesitan, por tanto, socios y protectores que les permitan vender sus materias primas, les transfieran tecnología y armamento, respalden su moneda (el franco CFA) y les defiendan de intervenciones de otras potencias. Sin Estados Unidos y Francia, es decir, la OTAN y la Unión Europea, la alternativa lógica todos sabemos cuál es.

Una delegación rusa presidida por un general visitó Níger y Mali en diciembre pasado. En esos mismos días, los Gobiernos de los tres países se retiraron del llamado G5 del Sahel, que formaban junto con Mauritania y Chad. Esta organización, formada en 2015 y ya inactiva, servía para unir fuerzas contra el terrorismo islámico, la violencia, la inmigración y el crimen organizado. El G5 del Sahel había sustituido en estas misiones a la Operación Barkhane, coordinada por Francia, y que fracasó.

También en diciembre, Mali y Níger rechazaron los acuerdos de doble imposición fiscal que tenían con Francia. Sin embargo, los acuerdos de inmigración entre estos países y su antigua metrópoli siguen vigentes.

Las tres juntas militares citadas han felicitado a Vladímir Putin por su reelección como presidente con el 87% de los votos y han ensalzado la cooperación entre sus países y Rusia. Entre el anuncio del Consejo Nacional para la Salvaguardia de la Patria de ruptura del convenio con Estados Unidos y su felicitación a Putin sólo transcurrieron tres días. Entre medias, el lunes 18, el ministro de Interior nigerino recibió al director general de la petrolera china CNPC.

TRATO DE FAVOR PARA MARRUECOS

Una hipótesis que preocupa en la OTAN es la atracción de algún otro país de la región con costa por parte de este polo. Podría tratarse de la república de Guinea, gobernada desde 2021 por el coronel Mamady Doumbouya.

Si ocurriese, Rusia podría disfrutar de algo que nunca tuvo la URSS durante la Guerra Fría: una base naval y aérea en el Atlántico Norte. De esta manera, Europa empezaría a ser rodeada por Rusia y aumentaría el riesgo de que las rutas de tráfico marítimo en torno a África pudieran ser interrumpidas, como ya está ocurriendo con las que penetran en el mar Rojo por parte de los hutíes de Yemen, que son aliados de Irán, que a su vez es aliado de Rusia.

Y para España otra consecuencia de esta inestabilidad en el Sahel está siendo el reforzamiento de la alianza de la OTAN con Marruecos, con todo lo que ello representa tanto en política y economía, como en inmigración.

El célebre aleteo de la mariposa que desencadena un huracán al otro lado del mundo ocurre ante nosotros. Los golpes de Estado en el desierto del Sáhara son una de las explicaciones de que las autoridades españolas (y europeas) permitan la entrada de fresas marroquíes contaminadas.

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