Ni Madrid fue la tumba del fascismo ni Kazán la de Estados Unidos. La XVI cumbre de los BRICS, que se ha celebrado en la ciudad rusa entre los días 22 y 24 de octubre, ha concluido con nuevos miembros, sí. Pero la creación de una nueva moneda de uso en el comercio internacional se ha aplazado… otra vez.
El dólar estadounidense seguirá reinando en el mundo, junto con las otras divisas de su espacio (el euro, la libra, el yen japonés y los dólares canadiense y australiano). Muchos de los que lo atacan son los primeros en atesorarlo. La ‘guerra de monedas’ que estalló como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania ha erosionado la fortaleza del billete verde, pero de ninguna manera lo ha derrocado.
Las sanciones de Estados Unidos y la UE contra Moscú aplicadas desde mediados de 2022, a las que se han unido otras potencias económicas como Japón, Australia y Corea del Sur, han provocado un movimiento en el que no sólo Rusia, y otros grandes exportadores e importadores como India, China y Arabia Saudí, están sustituyendo al dólar en sus transacciones por otras divisas, en especial el yuan chino.
La desconfianza en la fluctuación de las monedas occidentales (el rublo ruso ni cuenta) ha permitido entrar en el comercio mundial a rupias, dinares, o riales… al menos en los intercambios bilaterales para la compra de materias primas y alimentos. Incluso podría recuperarse el trueque (petróleo o diésel por cereal, arroz o carne). El primer efecto para estos gobiernos y estas empresas es un ahorro de costes financieros. Y si dispusieran de un sistema de medios de pago y seguros de cambio sin duda aumentaría este uso, aunque limitado a países en vías de desarrollo y para bienes de escaso valor añadido.
Para fundar una moneda-BRICS sería imprescindible la constitución de un banco central o una autoridad monetaria, pero en esta XVI Cumbre sólo ha habido palabras, al igual que en las otras. El único banco formado por los BRICS es el Nuevo Banco de Desarrollo, presidido desde abril de 2023 por la corrupta Dilma Rousseff, y que se limita a financiar construcción de infraestructuras y equipamientos empresariales.
Esta cumbre fue la primera con asistencia física de los cinco líderes principales, ya que entre 2020 y 2022 se celebraron por videoconferencia y a la de 2023, que tuvo como sede Johannesburgo (Sudáfrica), no acudió el presidente Putin debido al riesgo de ser detenido por la orden del Tribunal Internacional de Justicia. Por tanto, ésta es la primera desde 2019 en la que el ruso se sintió a sus anchas y pudo desplegar sus encantos ante sus invitados.
Sin Visa ni Mastercard
De manera harto paradójica, las apelaciones a la desdolarización se realizaron en una ciudad donde los organizadores rusos habían advertido a las delegaciones y periodistas extranjeros que llevasen dinero en metálico, en concreto dólares y euros, las monedas de los enemigos existenciales de Rusia. En Kazán, los bancos rusos no aceptaron ni cambiaron reales brasileños ni rands sudafricanos ni rupias indias; tampoco se pudieron usar las tarjetas Visa y Mastercard.
Entonces, ¿para qué ha servido la XVI Cumbre de los BRICS? Ha sido, ante todo, un congreso diplomático y político, más que económico. Por ejemplo, se reunieron el primer ministro de India y el presidente Irán, cuando el país del primero está suministrando drones y armamento a Israel y el del segundo respalda a Hezbolá y está atacando a los israelíes. Además, Narendra Modi y el dictador comunista Xi Jinping llegaron a un acuerdo para atenuar el enfrentamiento fronterizo entre India y China.
A pesar de todo lo anterior, no se puede despreciar a esta organización, limitada por ahora al comercio. Los países-continente, como India, China y Brasil, quieren favorecer sus economías recurriendo a sus divisas propias y aumentar su prestigio; a la vez que se dejan querer por Estados Unidos y Rusia, esperando la evolución del enfrentamiento entre estas dos potencias.
Los más pequeños también velan por sus intereses y algunos desanudan los lazos de las viejas alianzas. Irán, obsesionado en destruir a Israel y dirigir el mundo musulmán, pretende, como Rusia, esquivar las sanciones de Occidente. Turquía sueña con recuperar una importancia similar a la del desaparecido imperio otomano, aunque se base sólo en su situación estratégica entre Rusia, Israel y Europa. Egipto, que acaba de incorporarse a los BRICS, busca nuevos aliados en un Oriente Próximo que amenaza con explotar y asegurar el suministro de cereales para su población de más de 110 millones de personas. Y Emiratos Árabes y, sobre todo, Arabia Saudí quieren demostrar que no necesitan ya de la protección de Estados Unidos ni del petrodólar y que pueden cuidar de sus intereses nacionales.
El asilo de la Unión Europea
A la sala exclusiva en la que se halla la mesa de la política internacional quieren entrar cada vez más jugadores. La primacía de Estados Unidos y su bloque está disminuyendo, debido a la demografía, el endeudamiento, la tecnología y las decisiones absurdas y divisivas, como la de la ‘emergencia climática’. Pero de ninguna manera Rusia y su esfera de influencia (Bielorrusia, Abjasia, Osetia del Sur, Transnistria, Crimea, Nicaragua, Siria, Corea del Norte…) pueden medirse en cuanto a capacidad militar, económica y financiera con Occidente. El tiempo, sin embargo, juega a favor de Asia.
La cumbre concluyó con llamamientos a la paz en Gaza y en Ucrania (estos últimos hechos por el secretario general de la ONU, presente por primera vez en una de estas reuniones). Y la conclusión de los conflictos en sus fronteras orientales es la necesidad más perentoria para los europeos, que después deberían empeñarse en recuperar la soberanía para encarar sus principales problemas.
La Unión Europea no debería admitir que regímenes despóticos como el argelino, el ruso o el marroquí y las mafias del tráfico de personas desestabilicen a España o Francia o que se inmiscuyan en sus gobiernos mediante el chantaje y el soborno. ¡Pero cuántos europeos sólo quieren envejecer en paz y llenarse los bolsillos para disfrutar de una residencia de ancianos de lujo hasta que se les aplique la eutanasia!
Pareciera que nuestros líderes y muchos compatriotas conciben la vida como “una sombra en marcha; un mal actor que se pavonea y se agita una hora en el escenario y después no vuelve a ser oído; es un cuento narrado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que nada significa”. Si enfrente hay multitudes movidas por una idea, un destino, una ambición o un resentimiento, éstas vencerán.