El Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, en Cáceres, es relevante por su historia y por su arquitectura; en él se unen el estilo gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neoclásico. Este monasterio del siglo XIV, que comenzó a construirse por orden de Alfonso XI, recibió a santa Teresa de Jesús, a san Pedro de Alcántara, a san Vicente Ferrer, a san Francisco de Borja y a otros muchos personajes de las artes y de la religión, así como a monarcas españoles y emperadores europeos; en él se reunieron los Reyes Católicos con Cristóbal Colón, y en él se conservan obras de Zurbarán, Goya y el Greco. Está situado en la falda meridional del cerro de Altamira y tanto el entorno hermoso como la construcción magnificente y bella y su significado parecen el lugar perfecto para acoger «El Observatorio de lo Invisible».
«El Observatorio de lo Invisible» es un evento dirigido sobre todo a estudiantes (grado, máster o doctorado) y a profesionales recién graduados en campos de todas las disciplinas artísticas
«El Observatorio de lo Invisible» es una escuela de verano de arte y espiritualidad. Este año, en su segunda edición, tiene lugar del 25 al 30 de julio. La organiza la Fundación VÍA, fundada por un grupo de artistas con el objetivo de promover el arte y los artistas mediante la renovación e integración de las diversas disciplinas y la investigación, formación e intercambio de experiencias y conocimiento, dentro del Año Santo Guadalupense y con el apoyo del Arzobispado de Toledo y del Real Monasterio de Guadalupe. Es un evento dirigido sobre todo a estudiantes (grado, máster o doctorado) y a profesionales recién graduados en campos de todas las disciplinas artísticas.
El nombre, «El Observatorio de lo Invisible», es sin duda muy sugerente. «El arte no está para hacer visible lo evidente. Para eso ya está la realidad. Lo invisible es precisamente de lo que habla el arte, del misterio, de lo que no se puede hablar, pero sí se puede contemplar», explica en una entrevista en El Debate Javier Viver, uno de los creadores.
Esta escuela de arte y espiritualidad permite a unos cien jóvenes aprender y crecer de la mano de profesores de prestigio en sus diferentes disciplinas
El formato está diseñado para que cada participante escoja entre los talleres disponibles según su disciplina e interés. Por otra parte, hay una serie de actividades transversales en las que se palpará precisamente la unidad de las artes, su papel en la promoción de la cultura y su responsabilidad social. Actividades como conciertos, coloquios, oraciones polifónicas, cinefórum, veladas interdisciplinares o exposiciones.
Esta escuela de arte y espiritualidad permite a unos cien jóvenes aprender y crecer de la mano de profesores de prestigio en sus diferentes disciplinas. Los siete talleres disponibles este año son de fotografía (con los fotógrafos Eduardo y Sema D’Acosta), pintura (con Elena Goñi), escritura (con Izara Batres), música (con Ignacio Yepes), teatro (con el actor Joaquín Notario), escultura (con Pedro Quesada) y encuadernación y bordado (con Yolanda Andrés y Natalia G. Vilas).
Es esperanzador comprobar que entre las jóvenes generaciones hay interés por la excelencia, la espiritualidad y la belleza
Además de la inscripción general, «El Observatorio de lo Invisible» cuenta con una lista de universidades (entre ellas, CEU, UNAV, UNIR y UFV) que colaboran con la dotación de becas a los alumnos que estén interesados en esta escuela de verano para que puedan disfrutar de un precio de inscripción reducido.
Es esperanzador que surjan proyectos como este, que buscan el desarrollo y la mejora, y que aspiran a la contemplación integral del artista, del ser humano. Es esperanzador saber que hay personas interesadas en trabajar en tales empresas. Y, sobre todo, es esperanzador comprobar que entre las jóvenes generaciones hay interés por la excelencia, la espiritualidad y la belleza.