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Ponga un palestino en su vida

La prohibición contra el matrimonio entre primos es una antigua tradición prehistórica que se fue erosionando con la adopción del cristianismo. Sin embargo, fue el muy cristiano Papa Gregorio el Grande, descendiente de la aristocracia romana, quien reimpuso la prohibición a finales del siglo VI.

Este anuncio requirió considerables contorsiones intelectuales: Gregorio, de hecho, citó la Biblia (Levítico 18:6) y su prohibición contra las relaciones con parientes cercanos, argumentando que tales matrimonios producen hijos defectuosos. Esta cita suena muy erudita, pero la realidad es que los siguientes versículos del libro citado (Levítico 18. :7–18) proporcionan pautas explícitas sobre parejas inaceptables que, en la tradición ancestral semítica, permiten por ejemplo las relaciones entre tío y sobrina como legales.

Martín Lutero, lector cuidadoso de la Biblia, condenó la prohibición de los matrimonios entre primos hermanos basándose en esto: que Levítico 18, hablando estrictamente, no los prohíbe, pero el tabú estaba tan extendido en Europa que la objeción de Lutero no resultó en un aumento significativo de los matrimonios de alta consanguinidad.

Esto de Gregorio y Lutero es, en Occidente, una pura anécdota. Países no cristianos como China han adoptado prohibiciones contra el matrimonio entre primos en décadas recientes por motivos puramente eugenésicos, sin citar argumentos religiosos. Pero esto no es una anécdota, sino la realidad, en lugares como Palestina.   

En 1992, se ablandó el corazoncito de Dinamarca y el gobierno local, como prueba, otorgó a 321 solicitantes de asilo palestinos rechazados permisos de residencia extraordinarios, concedidos directamente por el parlamento mediante una ley especial. Como son escandinavos y minuciosos, sucesivos gobiernos daneses han vigilado a esta población para ver cómo fue el experimento. Les voy a estropear la intriga: fue un desastre.

De los 321 que recibieron asilo, 270 siguen residiendo en Dinamarca, lo que significa que el resto se fue o está muerto. En total, 204 (un 64%) han recibido una multa grave o pena de cárcel por un delito, y 71 de ellos han recibido penas de cárcel. 

Una proporción muy grande de ellos recibe algún tipo de asistencia social, especialmente la versión danesa del escudo social/paguita de Podemos, llamado «pensión anticipada», que normalmente se concede a personas con problemas físicos o mentales graves (por ejemplo, discapacitados) pero también se utiliza para inmigrantes que son básicamente inútiles en el mercado laboral para el motivo que sea.

De los 999 hijos que estos inmigrantes han tenido, hasta ahora el 34% han sido condenados por delitos graves y una gran parte ya está cobrando paguita. Como escribe el académico danés Emil O. W. Kierkegaard, hay que tener en cuenta que estos números igual minimizan el nivel de distopía entre la comunidad palestino-danesa, porque hay gente que se ha ido del país.

Hay muchos motivos que explican la situación. Para empezar, los palestinos no tienen el nivel cultural de los daneses, y sus hijos (que frecuentemente acaban en escuelas de nivel inferior a rebosar de otros hijos de la inmigración) afrontan expectativas que no son realistas: muchos padres, como el típico magrebí que se rompía el lomo en una fábrica de Peugeot en 1980 en Francia, confiaba en que sus hijos subirían de clase, y les rompe el corazón verles pasando droga o trabajando en una frutería: pero nadie les dijo que llegar a los puestos de élite del mercado laboral europeo iba a ser fácil.

El tema es particularmente difícil cuando uno no da mucho de sí. Los países nórdicos están entre los que tienen mayores niveles medios de inteligencia del mundo, y España tampoco está tan mal. Los territorios palestinos son un desastre: en Europa llegamos siglos seleccionando genéticamente a la población para que nos dé funcionarios, contables e ingenieros, y en Palestina seleccionan para pelear contra Israel, rezar y vivir de los subsidios.

La media del cociente intelectual de los palestinos es de 85, lo que les coloca claramente en la parte de cola entre poblaciones europeas, con media de 100. Pero eso es la media, e incluye territorios de Cisjordania que son relativamente más desarrollados, con mayores niveles de escolarización y actividad económica.

La Franja de Gaza, el lugar de donde va a proceder, con bastante probabilidad, la próxima oleada de refugiados palestinos que nos vamos a tragar los europeos para que no llore Greta Thunberg, es una de las zonas con menor cociente de inteligencia del mundo. No es solamente porque hay generaciones de refugiados que viven de la ONU y ONGs desde 1948; es también porque en Gaza el nivel de matrimonio entre primos hermanos, que producen severo retraso intelectual cuando se generalizan en una población, está en torno al 30% del total.

El tema del matrimonio entre primos es raramente citado, y sin embargo es uno de los grandes problemas de las poblaciones de Oriente Medio y el Maghreb: específicamente, de las poblaciones musulmanas de la región, la gran mayoría, entre las que los matrimonios de clanes con parientes cercanos son comunes. Es bueno saber lo que estamos importando a nuestros países, y es bueno también saber por qué en Occidente ese tipo de prácticas han sido tabú, o han estado de hecho prohibidas, durante gran parte de nuestra historia.

Madrid, 1973. Tras una corta y penosa carrera como surfista en Australia, acabó como empleado del Partido Comunista Chino en Pekín, antes de convertirse en corresponsal en Asia-Pacífico y en Europa del Wall Street Journal y Bloomberg News. Ha publicado cuatro libros en inglés y español, incluyendo 'Podemos en Venezuela', sobre los orígenes del partido morado en el chavismo bolivariano. En la actualidad reside en Washington, DC.

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